La tarde estaba tranquila, caminaba por las calles empedradas
de cierto lugar conocido y desconocido a la vez,
era un cerro, lleno de pequeñas casas de ladrillo y barro,
habia árboles que cubrian las calles con sus sombras...
Me senté sobre una barda, que se inclinó para que yo pudiera subir a ella,
y observe el horizonte, el mar azul reflejando la calidez del sol..
el viento venía del este, arremolinandose a mi espalda..
todo olía a pino, el terreno se elevaba detras de mí,
con sus casas que parecían sostenerse una recargada a la otra...
Y de lo alto, por una de las calles, bajaba una ola, y volvía a lo alto del cerro..
Caminé por las calles empedradas, subiendo la empinada colina,
para acercarme al mar que estaba alla arriba...
