lunes, octubre 19, 2015

DEON 1 capitulo 4



La Diosa y el Desierto


 


1

"No se cuantos siglos pasaron en los que vagué por Grecia, Turquía y hacia el sur...solo, estaba solo...pasé por donde los mitos dicen que se encontraba la Torre de Babel y ahí conocí a uno de los nuestros; era un loco que varias veces había intentado lanzarse al sol, pero por cobardía lo único que había logrado era obtener varias quemaduras en la piel que lo habían deformado y debido a su juventud no había podido sanar del todo.

Nemrod (así se llamaba) me contó las leyendas de nuestro origen. Yo nunca me había preguntado en sí de dónde venían estos demonios chupasangre, siempre supuse que se trataba de la lamia de la que hablaban nuestros ancestros; sin embargo la historia que Nemrod me contaba era distinta, hablaba de los reyes de un vasto país escondido en el desierto que había progresado a orillas de un gran río, eran muy felices, hasta que una vez cayo una maldición sobre ellos y tuvieron que vivir en la oscuridad y alimentarse de la sangre; después, ellos fueron los que convirtieron a otros en esta especie de bebedores de sangre."

- Pero... ¿De que reino hablaba Nemrod? - preguntó Mauricio, aun acostado en su cama
- hmm... nunca me lo dijo... pero por los detalles que me dio, yo pensé en Egipto

“Y entonces me dirigí a Egipto. Durante el día me enterraba lo más profundo que podía para que el sol no me dañara; poco a poco me fui acercando a las tierras pobladas del gran río.

Una noche, cuando me encontraba en el Nilo, dándome un baño, escuché un ruido extraño en el agua, volteé pero no vi nada; el ruido era como si algo estuviese nadando y cuando miré hacia el agua, algo me atacó; sentí como algo grande me jaló de la pierna y me revolcó abajo del agua; por el susto no podía reaccionar bien y liberarme, cuando logré salir corriendo a la orilla, me di cuenta que me hacía falta casi la mitad de una pierna."

- La mitad de una pierna!? - preguntó asustado Mauricio, enderezándose en su cama
- si - contestó Deón sin emoción alguna

"El mismo miedo me dio el valor que necesitaba y me lancé de nuevo al río. La bestia que me había atacado era un cocodrilo; se lanzó de nuevo hacia mi pero logré detenerle el enorme hocico, traté de abrírselo con todas mis fuerzas hasta que logré romperle la mandíbula; el animal murió, lo saqué del río y..."

- recuperaste tu pierna! - exclamó Mauricio
- así es

"El animal quedó echo trizas, quizá la adrenalina me dio el coraje que necesitaba para luchar con la bestia y lo abrí en pedazos (desconozco si los vampiros tenemos o producimos adrenalina), afortunadamente mi pierna estaba intacta, la había tragado sin masticar. Fue en esa ocasión cuando descubrí la increíble habilidad que tenemos los inmortales de recuperarnos; solo tuve que... metafóricamente... 'ponerme' la pierna, y con la sangre que manaba de ella, sano casi instantáneamente...”

- WOW!... entonces, así es como me curaste la herida del cuello! con tu sangre! - dijo Mauricio

"Ya casi amanecía y me enterré cerca del río... A la noche siguiente desperté en un lugar totalmente distinto. Era una especie de calabozo, todo cerrado por los lados, la única entrada era a través del techo; no había nada en dicho calabozo, solo el sarcófago de donde había salido. ¿Acaso estaba soñando?"


2

"Me habían drenado casi toda la sangre, me encontraba muy débil; nada pude hacer cuando bajaron por cuerdas dos hombres y me pusieron unos grilletes en las muñecas, ellos sostenían las cadenas y entre los dos me alzaron y me sacaron por la 'puerta' del techo.

Me arrancaron mi toga que ya estaba hecha harapos por el viaje y me dejaron desnudo en el centro de una enorme sala de piedra, iluminada por múltiples velas puestas alrededor, junto a las paredes; había puertas por los 4 lados, ni siquiera recordaba por donde había entrado yo; pero en uno de los lados, una de las puertas tenía una estructura diferente, es decir, no era una simple puerta en la pared; para accesar a esta puerta, uno tenía que subir un par de escalones anchos que estaban enmarcados por un par de cortinas color púrpura, recogidas y puestas a los lados; tres pasos adelante se encontraba la puerta color dorado con unas figuras esculpidas en ella; las figuras eran, como una mujer con una Luna deteniendo como si fuese una cuna a un disco que representaba al Sol.


Los dos hombres, que usaban una túnica blanca con un manto que les cubría la cabeza y parte del cuerpo, engarzaron los extremos de las cadenas con las que me sostenían a unos aros en el suelo, y se arrodillaron a ambos lados, en dirección a esa misteriosa puerta. Entonces esta se abrió y entró tanta luz que me lastimaba los ojos y tuve que cerrarlos... los entre-abrí un poco y vi la silueta de una mujer que entraba... su calasiris* blanco, adornado con un cinto de oro que dejaba caer cuentas casi hasta la rodilla, su torso desnudo mostraba la firmeza de la juventud, una piel dorada, sus pechos estaban ocultos bajo sus gruesas trenzas negras adornadas por broches de oro y su rostro sereno, con unos ojos oscuros impactantes delineados con kohl negro a la usanza de los egipcios, sus labios gruesos no mostraban emoción alguna, su cabeza era coronada por un aro de oro con alas de pavo a cada lado; solo me veía..

- No debéis temer - dijo la mujer con una voz dulcisima - son espejos de oro y plata, no el sol que podría fulminarte - se refería a la luz encandiladora que entraba por la puerta

Me inspeccionó de los pies a la cabeza, entonces, soltó una carcajada y sentí que la invadía la lujuria, paso su mano suave por mi pecho, miró mis brazos...
- Eres perfecto - me dijo - ¿que edad tienes? - no contesté, su rostro cambio de la lujuria a la ira y me abofeteó - ¿Qué edad tienes? - volvió a preguntar
- No lo sé, he perdido la cuenta - contesté en voz baja, agache la cabeza, esa mujer tenía algo que me intimidaba
- Un inmortal - dijo sonriendo, se acercó a mi e inclinó su cabeza - bebe de mí... - parecía haber adivinado que moría de sed, que la deseaba, deseaba probar de su sangre - pero no bebas demasiado.. - rozo sus labios en mi mejilla mientras decía eso, sentí que la piel se me erizaba

La tomé en mis brazos y besé su cuello, los dos hombres se alertaron, pero ella con un ademán les hizo ver que no había problema... y entonces empecé a beber.

Pude ver sus recuerdos, desde los mas lejanos hasta los mas recientes; vi a muchos otros como yo, muchos otros que habían estado encadenados donde yo estaba; vi a muchos en calabozos como el calabozo donde yo había despertado; a veces había tantos en un solo pozo que no cabían; todos se lamentaban, todos estaban asustados. había de muchas razas que yo no conocía; sentía los lamentos y la veía a ella riendo a carcajadas mientras se asomaba por estos pozos y veía a sus víctimas; y entonces, empecé a ver mutilaciones.

- Es suficiente! - exclamó ella, y los dos hombres me separaron de la mujer y uno de ellos la tomó en brazos y salió por la puerta por donde antes ella había entrado...”


3


Adara no podía dormir; apenas eran las 11 de la noche y se sentía desesperada, como si hubiesen pasado ya muchas horas, el tiempo se le hacia eterno y necesitaba saber algo de Mauricio. Se puso una blusa, un pantalón, tomó su impermeable y salió a la calle, a pesar de la lluvia; se dirigía a casa de Mauricio.

"... Después de que sacaron a la mujer, los dos hombres regresaron y con trapos empezaron a lavarme; no me había alimentado lo suficiente como para poder romper las cadenas y huir, me sentía mareado, como si no estuviese ahí... disociado; de repente los grilletes me lastimaban y me hacían volver a la realidad y ver a esos dos hombres limpiando mi cuerpo, lavándolo y besándolo, y chupándolo; famélicos de lujuria y placer; lo recorrieron todo y yo no podía hacer nada para impedirlo.

Terminaron de asearme y me pusieron un calasiris blanco con un cinto de oro; me depilaron el pecho y recortaron mi cabello y colocaron en mi cabeza un aro de oro que tenia una cabeza de serpiente al frente. Quitaron las cadenas de los aros del suelo y caminaron, llevándome casi a rastras por la puerta de la izquierda, por un largo pasillo oscuro, todo de piedra. Llegamos a otra puerta grande, entramos y era una estancia enorme, era como un pasillo circular, del lado izquierdo estaban las paredes de piedras y algunas puertas (como por donde entramos) y del lado derecho columnas y velos blancos un poco gruesos, pero aun así la luz del alba podía ser vista, eso me hizo suponer que el centro no tenía techo. Caminamos unos cuantos pasos y del lado de la pared había muchas sillas con brazos hechos de metal; estaban ocupadas por seres como yo; se veían tan débiles; algunos solo los sostenían los grilletes que habían en los brazos de las sillas. Todos, a pesar de ser de distintas razas estaban disfrazados de egipcios, maquillados con kohl, con túnicas o con sus torsos desnudos usando faldones blancos y brazaletes de oro, escuchaba sus lamentos en mi mente, pues solo tenían fuerzas para pensar en lamentarse y no hacerlo en realidad.

Caminamos hasta que encontraron una silla vacía, donde me sentaron y aseguraron bien las cadenas para que yo no pudiese escapar. Las sillas estaban todas viendo hacia el centro. Empecé a sentir mucha ansiedad... angustia que se convirtió en miedo. Pronto amanecería y el sol resplandecía a través de las cortinas blancas; sentí que esa mañana iba a morir calcinado.

Del otro extremo de la gran sala circular (que era en realidad como una especie de dona) escuché que se abrió una puerta, no podía verse nada por los velos, pero pude oír pasos, aproximadamente de 3 hombres, y cadenas que se arrastraban... después unos pasos mas ligeros, era ella, había una conexión entre nosotros, pude ver sus pensamientos. Pensaba en mí.

- No!! Noo por favor!! - gritaba un hombre; pude ver siluetas detrás del velo, lo llevaron al centro que no tenía techo y aseguraron sus cadenas a unos aros que estaban en columnas de extremos opuestos - Prometo ceder! prometo ceder!! - seguía gritando el hombre horrorizado en un griego muy claro. Sentí la tensión de todos los que estaban sentados en la sala, eran aproximadamente cuarenta; imágenes de angustia y horror llegaron en mi cabeza, como si estuvieran gritando en sus pensamientos. Me sentía desesperado, como si yo estuviese a punto de vivir lo que el pobre hombre encadenado estaba viviendo. No quería ver al centro, pero no podía dejar de hacerlo. Traté de tranquilizarme y cerré los ojos.

Pensé
- Tranquilo hermano, la paz llegará muy pronto - dirigiéndome al hombre torturado
- No quiero morir! - me contestó con el pensamiento; era también un vampiro
- Hades te recibirá con los brazos abiertos, seguramente tendrás un lugar en los campos elíseos - no se de donde sacaba palabras para calmarlo, pero ya no contestó; dejé de escuchar su mente

- Que bello te ves vestido así - dijo la mujer, que sin darme cuenta estaba de pie junto a mi silla, me paso la mano por la mejilla, se acercó, me dio un beso en los labios y me susurró - tu serás mi 'Usir' (Osiris), ya te he elegido... - de nuevo me besó, siguió caminando y la vi sentarse en una especie de trono de oro para presenciar la tortura.

Seguía escuchando los gritos en mi cabeza, a pesar de que al voltear veía a los demás paralizados, como en un estado letárgico, pero eran sus gritos. Los dos hombres se sentaron en el suelo a los lados de la mujer. Y entonces… los gritos de mis compañeros se intensificaron, aun en mi mente; empezó a salir el sol y a través de los velos poco a poco veíamos como la sombra iba desapareciendo y los rayos iban avanzando, acercándose al hombre encadenado.

- adiós hermano - escuché la despedida del pobre, y una llama se incendió en el centro del salón circular, era él, que al contacto con el sol empezó a incendiarse. Veía la silueta retorcerse, pero no gritaba, estaba ya resignado; Me pareció eterno, pero fue más rápido que lo que creía; mi "hermano" vampiro estaba ya convertido en cenizas. Los velos lograron protegernos del sol y no nos causo daño, además de que el lado por donde pasarían los rayos del amanecer, estaba vacío; no había nadie de los nuestros sentado ahí.

Entonces la mujer se puso de pie
- Que esto sea una lección para todos, no aceptaré mas rebeliones. Esta noche, Seth estará entre nosotros - y así salió del salón.


4

"Pase todo ese día en un calabozo, como el que te describí antes, un vil hoyo rodeado de piedras; dormí de pie, pues éramos tantos que apenas cabíamos.."

- y ¿porqué no escarbaste para escapar, o algo? - preguntó Mauricio muy atento a la anécdota de Deón
- no tenía fuerzas, y el piso era de piedra..

".. Esa noche fueron por mi; ésta vez eran como 6 hombres, todos vestidos igual, con una falda corta blanca y una capa del mismo color, parecían mi escolta personal. Me llevaron a una habitación y de nuevo me asearon, parecía una manía de ellos o de la mujer de tenerme limpio... me vistieron con una falda, esta vez de color azul marino, un cinto de cuero, un brazalete a la altura del bíceps, un extraño collar ancho de colores negro y azules... maquillaron mis ojos y finalmente colocaron sobre mi la corona Atef. Me llevaron a la habitación donde estaba la mujer, me quitaron los grilletes y cadenas y me dejaron a solas con ella.

- Mi nombre es Isis.. - dijo mientras avanzaba desnuda hacia mí con el cabello negro suelto - y a partir de esta noche seré tu esposa..
- Tu... eres mortal.. - dije con la poca fuerza que tenía
- si..- me acarició los brazos y sonrió - esta noche Seth vendrá.. si tu eres mi Wesir (Osiris) serás tu el que me convertirá en diosa

La deseaba tanto que no pude resistir abrazarla y besarla; ella no sentía miedo; no se a que se aferraba para creer que yo le sería fiel, que yo la seguiría en todas sus locuras; ¿porqué si quería ser inmortal teníamos que esperar a ese tal 'Seth'?.. Yo no era muy conocedor de la mitología egipcia, pero mientras la besaba y acariciaba y la llevaba a la cama, recordé de la leyenda de Osiris.. Seth lo descuartizó y lo esparció por el Nilo e Isis juntó cada pedazo y lo unió... y...

- tu miembro no sirve - dijo ella, me despertó de mis recuerdos
- lo único que me provoca placer es la sangre... la deseo...
- bebe de mí - dijo mientras me besaba la barbilla y yo la sostenía con las pocas fuerzas que me quedaban, entre mis brazos..

Y entonces bebí, y empecé a ver imágenes grotescas, Isis había estado consumiendo opio, y la droga en su sangre hizo que yo también cayera en el efecto. Vi a un hombre con cabeza de toro, un hombre con cabeza de halcón, otro con cabeza de hipopótamo, una mujer joven y bella de cabellos blancos, vi a Isis, todos parecían estar en una fiesta, todos reían y tomaban vino y fumaban pipas; yo seguía bebiendo de Isis y ella me acariciaba la espalda, los hombros, como si estuviésemos haciendo el amor... y detrás de todos estos seres que veía en las alucinaciones, vi la cabeza de un chacal...
- suficiente! - gritó Isis y de un golpe me apartó y caí de nalgas en el suelo.

Me puse de pie y la vi, había unas pequeñas rasgaduras en su cuello debido al empujón que ella me dio, estaba ella muy débil acostada en la cama, entonces, me acerqué, me mordí un dedo y aplique mi sangre en su cuello; 'mágicamente' pude ver como las heridas sanaban, pero ella seguía débil
- Quédate conmigo - me dijo, y me acosté junto a ella y dormimos abrazados.


5

Seguía lloviendo mucho, las calles del centro estaban inundadas, Adara corría con el agua hasta las rodillas, empapada; recordaba vagamente la dirección de Mauricio; trataba de encontrar un taxi; trataba de hallar lo que sea... se sentía muy ansiosa; al querer cruzar una calle corriendo, tropezó y cayó en un charco..

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"Uno de los esclavos de Isis entro a la habitación; ella seguía dormida, me levanté y nos miramos un momento; me hizo una seña con la mano pidiéndome que lo siguiera, pude percibir que estaba asustado.

Salimos muy silenciosos de la habitación y me preguntó que si podía leer su mente; le contesté que si; entonces su rostro cambió, pareciese como si se estuviera concentrando y entonces empecé a recibir imágenes...

'Shemei era una niña rica de Menfis, sus padres le daban todo lo que quería; era muy devota al culto de Isis y junto con sus hermanas asistían al templo. Yo era un sirviente en su hogar; conforme fue creciendo empezó a mostrar rasgos de locura; al principio trataba de pasar el mayor tiempo posible en el templo; después empezó a decir que ella era la reencarnación de la gran diosa, contaba una historia y tenía muchos argumentos y la seguridad con la que lo decía, hacía que algunos dudaran, e incluso muchos de los ignorantes sirvientes llegaron a creerle; pero debido a la incomprensión de sus padres, Shemei decidió huir. Yo la seguí y la he cuidado desde entonces.

Una noche, nos perdimos en el desierto y entonces él nos encontró. Era un hombre de tez oscura, alto e imponente... era uno como tú... un bebedor de sangre... supongo que leyó en la mente de la joven Shemei su fascinación por el culto a Isis y como él es un tanto fanático también, decidió protegernos.

Nos trajo a estas ruinas subterráneas que acondicionó como templo y por varias noches hablaba a solas con Shemei, la instruyó para que desde aquí siguiera el culto. Deón... ¿ese es tu nombre, cierto?... él es un vampiro lleno de rencor, no se de donde viene, se hace llamar Seth, nunca me dejó estar presente cuando hablaba con Shemei, pero he presenciado tantas cosas horribles aquí. Shemei cree totalmente que es Isis y que al encontrar a Osiris, éste le dará la inmortalidad. Ese vampiro lo único que quiere es seguir exterminando a los de su especie, no se por que.

Una vez escuché a uno de los bebedores capturados hablar con otro; dijo haber podido penetrar en la mente del malvado vampiro, dijo haber visto a un rey y una reina, sentados en un trono, rodeados de gente como ellos; la reina expulsó a Seth de su corte. Entonces fue cuando se llenó de rencor. Pensaba interrogar a ese vampiro, quería saber que más había visto, pero Seth supo que su mente había sido invadida y mando matar a ambos bebedores de sangre... tal y como murió el pobre que viste hoy.

Ah Deón, quisiera salvar a mi pobre Shemei, pero se ha vuelto tan fría y tan retraída, solo piensa en ella, en su divinización, y en complacer a Seth, pues solo él puede reconocer al verdadero Asir (Osiris), pues Seth ya ha vivido entre los dioses..'

Miré al hombre, realmente se veía angustiado, puse mi mano en su hombro y le dirigí un mensaje mental diciéndole que no se preocupara, que quizá yo podría sacar a la muchacha de ahí... pero necesitaría sangre para recuperar mis fuerzas. Me ofreció la suya pero no me pareció justo, entonces fue a buscar a algunos esclavos, argumentándoles que Isis los mandaba llamar; yo volví a la habitación donde la bella Shemei seguía durmiendo.

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Adara se refugió de la lluvia debajo de un toldo, se sentó en la banqueta y abrazó sus rodillas tratando de protegerse del frío, pensó que lo que estaba haciendo era una locura, lo único que conseguiría era enfermarse. Trató de tranquilizarse, su corazón latía muy rápido, y pensó que hacer. ¿Volver a casa? ¿Encontrar un taxi? pero... ¿cual era la dirección de Mauricio? ¿Vivía por "La Cacho"?...
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- ¿y que pasó después, Deón? - preguntó ansioso Mauricio.


6

"Dos esclavos que despreciaban a Seth me ofrecieron voluntariamente su sangre, les prometí no matarlos y así lo hice, bebí lo suficiente de cada uno para que pudiesen vivir. Shemei no se dio cuenta de nada... ayude al sirviente a esconder a los débiles esclavos. Regresé a la habitación de Shemei y ella estaba de pie junto a la cama.

- ¿Dónde estabas? - preguntó exaltada - ¿Qué planeas? - me gritó, caminó hacía mí, usaba su faldón blanco y encima traía una capa del mismo color. Me miró a los ojos, su rostro había sido lavado, no había en el ni un rastro de maquillaje. Detrás de mí entraron 4 esclavos con su típica túnica larga, blanca, con el velo cubriendo sus cabezas. Ella caminó hacia el otro lado de la cama sin dejar de verme con cierta desconfianza, se sentó en una silla y uno de los hombres empezó a maquillar sus ojos con kohl. Otro esclavo colocó brazaletes en sus brazos, otro sostenía la gran corona: una especie de pavo que con sus alas abrazaba la cabeza por detrás de las orejas. Y sobre el ave nacían unos enormes cuernos negros y sobre estos un gran disco rojo. Shemei se puso de pie, sin dejar de verme y se acercó

- El Gran Seth no tarda en llegar...- la tomé por la cintura y la besé apasionadamente; apenas podía sostenerse con el peso que traía en la cabeza
- tu eres mi Osiris - me dijo, y una lágrima corrió por su mejilla arrastrando el oscuro maquillaje. Volví a besarla; me sentía confundido, por un momento creí estar enamorado de esa jovencita mortal, y en otro momento, sentí ver en ella a Eris, su misma fuerza, su misma pasión y valentía.

Otro de los esclavos entró apurado a la habitación, se inclinó ante la majestuosidad de Shemei y dijo
- Setesh (Seth) está aquí, mi señora..

Shemei sonrió, entonces me tomó de la mano y caminamos fuera de la habitación, recorrimos pasillos y grandes salas; ese lugar era en realidad inmenso. Pude sentir que conforme avanzábamos íbamos llendo mas profundo en la tierra; el aire se sentía raro, el ambiente un poco sofocado. 'Isis' caminaba alegre sin soltarme la mano, el sirviente y los esclavos caminaban detrás nuestro. De vez en cuando, ella me sorprendía con algún beso en la mejilla o el hombro y me decía "eres perfecto" sin dejar de sonreír. Parecía una niña que presumiría su juguete nuevo a sus amigos.

Al fondo de un ancho pasillo iluminado por enormes candelabros hechos de metal pegados en ambas paredes se encontraba una puerta negra. Los esclavos la abrieron de par en par y entramos.

El salón al que pasamos estaba poco iluminado, había pequeñas velas colgando en lámparas en las columnas que formaban una especie de pasillo en el centro... avanzamos y conforme íbamos llegando al otro extremo, la iluminación incrementaba.

En un trono él se encontraba sentado, se puso de pie, vestía una falda corta ceñida con un cinto de cuero; una faja con una textura que parecían como escamas negras y brillosas; un collar grueso que cubría sus anchos pectorales y se apoyaba sobre los poderosos hombros de Seth; y su cabeza... no era humana... parecía... como una cabeza de chacal... sus ojos rojos resplandecieron cuando se fijo en mí..

- ¿Quien es... éste? - dijo una molesta voz profunda y ronca que hizo eco en todo el lugar.


7

"Shemei se paró frente a mí y dijo con voz altiva, mirando a Seth a los ojos
- Éste, es MI Osiris
Los ojos de Seth se encendieron aun mas, pero con una serenidad respondió
- Sabes que yo soy el único que puede reconocer a Osiris, yo soy el único que lo ha conocido, y éste... NO es él
Shemei se irritó y se acercó más a Seth, hablándole casi al hocico enorme de chacal
- Si! si! eso dices!... eso has dicho de todos los que te he traído... pero estoy segura que él - me señaló - ES OSIRIS!!
Seth gruñó, fue un ruido estruendoso y dio un empujón a Shemei; casi cae al suelo si no fuera por que yo la atrapé y sostuve

- Tu lo único que quieres es acabar con los bebedores de sangre!!! tu no eres ningún dios!! Eres un simple bebedor de sangre como los demás!! - gritó Shemei iracunda, yo la sostenía entre mis brazos, ya que si no fuera así, ella se habría lanzado sobre Seth - los envidias y por eso quieres eliminarlos a todos!!!

Seth tomó su hoz empotrada en un palo, como una especie de cayado y con la otra mano tomó una espada, y empezó a avanzar hacia nosotros
- NO! - gritó Shemei - no acabaras con él como lo haz hecho con los otros! - se puso frente a mi y extendió sus brazos como si quisiese protegerme

a Seth no le importó y lanzó un golpe con la hoz, yo alcance a empujar a Shemei y el arma me hizo una pequeña herida en el abdomen
- Acabaré contigo de una vez! - gruño Seth
y se lanzó hacia mi con la espada y hoz en mano. lo tomé por las muñecas y forcejeamos. Le di una patada en un muslo y lo lancé hasta donde estaba su trono. La espada cayó por un lado y me moví rápido para tomarla.

Lanzó otro golpe y yo estaba de rodillas apenas agarrando la espada, alcance a detenerlo con ella, inmediatamente me puse de pie y le di un puñetazo en la enorme cabeza de chacal. Ésta cayó al suelo, era solo una mascara. Seth en realidad era un hombre negro, calvo, de ojos negros muy intensos y luminosos, sus labios carnosos se contraían debido al coraje. Con la espada, lo estaba deteniendo que su hoz no me golpease, él tomó mi otra mano y trato de torcerme el brazo para hacerme arrodillar.

Isis se puso de pie, se había herido el rostro con la enorme corona que ahora estaba en el suelo
- Déjalo! - gritaba histérica - él es mío!! - mientras avanzaba hacia nosotros
- Isis, no te acerques! - grité, mientras trataba con todas mis fuerzas ponerme de pie.

Seth retiró la hoz y mi espada quedó libre, entonces la enterré en el abdomen de Seth, éste se dobló soltando un grito de dolor y soltó mi mano; saque la espada, y me retire mientras él caía al suelo. Shemei corrió hacia mí yo la abracé dando la espalda donde se encontraba el cuerpo de mi oponente, desangrándose
- Se acabó - le susurré al oído..
- cuidado! - gritó ella y me empujo al suelo; ella recibió el golpe mortal con la hoz de Seth. La partió en dos por la cintura. Me quedé en el suelo paralizado, sentí que pude ver como pasó todo segundo por segundo.

En eso la puerta del gran salón se abrió y por él, entraron el sirviente, los esclavos y todos los vampiros cautivos y se lanzaron sobre Seth. Eran tantos que él no pudo defenderse, lo tiraron al suelo y los vampiros encajaron sus colmillos por todo su cuerpo, mientras el pataleaba e intentaba liberarse; eran demasiados, no pudo hacer nada."
- Pero.. Shemei... ¿murió? - preguntó Mauricio intrigado
- instantáneamente - contestó Deón - salí de ahí horrorizado, espantado, no podía creer todo lo que había sucedido... salí de Egipto prácticamente huyendo..

Deón volteó hacia la puerta de la habitación, como si hubiese escuchado algo; ésta se abrió de repente..
- Recordé donde vives! - entró diciendo Adara, empapada... agitada... pero apenas terminó esas palabras cuando se quedó paralizada junto a la puerta, sin soltar aun la perilla. Sus ojos se iluminaron al ver a Deón. Pasó un momento silencioso que pareció una eternidad - Estas aquí - la voz de Adara salió apenas como un suspiro.