lunes, julio 13, 2015

DEON 1 capitulo 1




Capitulo I
Julia

1

Esperaba en el sótano de la vieja casa a que oscureciera, los pocos rayos de sol que llegaban hasta él por la pequeña ventana lo quemaban.
Empezó a llegar el olor de la cocina, pan recién horneado (o recién comprado en la panadería), frijoles, queso derritiéndose en el microondas. los tacones de Julia se escuchaban pasear por toda esa habitación.
El sol se escondió y Deón subió por las escaleras, usaba su abrigo largo color negro, su piel era blanca casi transparente, sus cejas tupidas y negras hacían relucir sus grandes ojos verdes rasgados. Al ir subiendo las escaleras de madera, que crujían a cada paso, el olor de la cocina era mas intenso; pero mas intenso parecía el perfume de Julia, a quien vio poniendo la mesa en el antecomedor de la pequeña cocina cuadrada...
  • Hoy te dio por comer tarde Julia - dijo Deón mientras cerraba la puerta del sótano Julia no contestó, puso tres plato en la mesa en sus respectivos lugares, puso cubiertos y servilletas y regresó al estante donde estaba el microondas, tomo un bolillo, lo partió por la mitad, embarro frijoles y sacó el queso del microondas y lo untó sobre el pan, hizo lo mismo 3 o 4 veces y llevo los molletes en un plato grande hacia la mesa y los coloco en el centro; luego volteó y vio a Deón.
  • ¿"Comerás con nosotras"?
  • No... hoy no...
Julia dejó un tenedor que estaba acomodando en la mesa y caminó hacia Deón y lo abrazó.
  • ¿Ya te vas? - le preguntó a Deón
  • Si, debo alimentarme... volveré pronto... - se dio la vuelta y salió por la puerta de la cocina que daba al patio de atrás; mientras salía escuchaba a Julia llamar a la pequeña Adara.
Deón, afuera, dio dos pasos y salió volando...



El viento era frío, le gustaba sentirlo acariciar su rostro mientras viajaba a toda velocidad hacia la ciudad. Era una noche muy ruidosa, como lo eran la mayoría; las calles del centro infestadas de gente, los comercios apenas empezaban a cerrar; gente corriendo para tomar el ultimo camión; y en la zona Norte empezaban a salir las prostitutas estrenando vestidos nuevos, la moda era que se vistieran de colegialas.
Y ahí, en un callejón oscuro y pestilente bajó Deón; un par de ratas pasaron junto a sus pies, enormes como gatos. Él siguió su camino y salió a la calle llena de luces de los letreros de los bares, cantinas y hoteles.
Una mujer se acercó le paso la mano por el hombro, Deón la miró.
  • ¿Buscas algo en especial guapo?
  • Te busco a ti - contesto con una sonrisa coqueta. la mujer vestida de lentejuelas y peluca de cabello rojo y largo lo tomó de la mano y lo llevó adentro del hotel; lo condujo por las escaleras y entraron a una habitación del tercer piso.
Apenas cerró la puerta y ella empezó a acariciarlo, pasaba sus manos por su pecho y le besaba el cuello; Deón se sentía excitado, tenía, al parecer, esa ventaja sobre los demás de su especie: el podía sentir placer de muchas otras formas que su gente no podía.
  • ¿Cómo te llamas?
  • Dinorah - contestó ella.
Dinorah le desabrocho la camisa, pasó sus manos sobre sus pectorales bien formados, jugueteó con sus pezones, y lentamente fue bajando sus manos, hasta pasar por el duro abdomen de Deón. Él la tomó del cuello y la puso de pie, la besó en la boca mientras le arrancaba el vestido y las lentejuelas y chaquiras caían y botaban en el piso. La abrazó por la cintura y le empezó a besar y lamer sus enormes pechos blancos.
  • ¡Si! ¡Si! - gemía Dinorah. La acostó sobre la cama y él se desvistió, se postro sobre ella y siguió besándola, su abdomen, sus pechos, su cuello, su barbilla; la poca barba de un día de Deón le raspaba y excitaba a la prostituta, quien pasaba sus manos por su ancha y fuerte espalda, lo arañaba mientras él empezaba a penetrarla.
Los movimientos eran cada vez mas rápidos y sensuales, empezaron a sudar; ella gemía y pedía mas mientras el le mordisqueaba la oreja; parecía como si bailasen en la cama; Deón empezó a besar el cuello de Dinorah y justo cuando ella empezaba a sentir que llegaba el orgasmo, él le clavó sus colmillos en la yugular. Quiso gritar, pero no pudo, era tanto el éxtasis que ella estaba viviendo que se dejó llevar, era tanto el placer que ya no quiso moverse y dejó que el demonio que tenía encima la poseyera totalmente.
Mientras bebía de su sangre, espesa y dulce, incluso embriagante, Deón pudo ver los recuerdos de Dinorah: la niña que mató a su hermana por celos, la niña que distribuía drogas en su escuela secundaria, donde debería estar estudiando; Dinorah la precoz; Dinorah sin sentimientos, Dinorah la hedonista; no se tentaba el corazón para traicionar a sus compañeras y se deshizo de mas de una con una (al parecer, una idea trillada) jeringa infectada de sida. Dinorah era mala y merecía lo que le estaba pasando; y lo que le estaba pasando no era tan malo, después de todo, moriría sintiendo placer.
Se pinchó la lengua con uno de sus colmillos y lamió el cuello de la mujer para que las heridas desaparecieran; la dejó acostada en la cama; se vistió y saco de su abrigo una jeringuilla, preparó la sustancia e inyectó al cadáver; creerían que murió de sobredosis; dejó todo tirado junto a la cama y se fue.
  • Regresaste temprano - dijo Julia mientras corría a sus brazos.
  • Solo fui a dar un paseo. Julia pensó que la besaría; pero él sólo la dejó y bajó a su sótano.

3

Julia era una mujer delgada de tez morena, tenia unos ojos grandes, oscuros, muy expresivos, eso fue lo que mas le gustaba a Deón, junto con sus labios carnosos y siempre color carmín.

Era una noche fría, ella se encontraba abandonada en la carretera Ensenada-Tijuana, había luna llena, y casi no había tráfico; a pesar de la iluminación debido a la luz de la luna, y que se podía ver que se trataba de una mujer con varios meses de embarazo, nadie se detenía; Julia caminaba, cansada, tenía ya un par de horas ahí y solo había avanzado un poco, en un principio pensó que pronto alguien la podría llevar, pero después se dio cuenta que no, que tendría que caminar ella sola, para, por lo menos llegar a algún pueblo; no sabía a que altura se encontraba de la carretera, si estaba más cerca de Ensenada, de Rosarito..

Una ráfaga de viento hizo que sus cabellos negros y ondulados volaran en dirección al mar, volteó y vio como la luna se reflejaba en las olas y entonces, detrás de ella, alguien se acercó.
  • Hace frío - dijo una voz ronca - ¿Qué haces aquí dulzura? Julia sintió un escalofrío que recorrió su cuerpo y giró lentamente para ver al extraño; era un hombre alto, delgado, de hombros anchos, su piel blanca se iluminaba con la luz azulada, al igual que sus ojos verdes, destellaban como si tuvieran luz propia. Julia temblaba de nervios, y se aventó a los brazos del extraño.
  • Mí..mi..mi novio me dejó aquí, tu..tu..tuvimos una discusión... - decía casi tartamudeando debido al temblor de su cuerpo entero - mi... mi bebé.. esta a punto de nacer - dijo entre lágrimas.
El hombre la tomó en sus brazos y se encaminó a la carretera, un carro se detuvo
  • Está a punto de parir, ¡llévenos rápido a un hospital! - dijo el extraño al conductor sorprendido, mientras acomodaban a Julia en el carro.
Horas más tarde, en una clínica de un pueblo junto al mar, se escuchaban los primeros llantos de una niña que pudo haber nacido en la carretera;
  • ¿Cuál será el nombre de la niña? - preguntó el anciano médico
  • No lo se... ¿Es niña?
  • ¿Qué te parece "Adara", dulzura? - preguntó el extraño que la había rescatado de la carretera.
  • ¿Adara?...
  • En el antiguo griego, significa "Belleza" y tu hija es... una belleza - respondió el extraño; Julia, fatigada sonrió.
  • Se llamará Adara - le dijo Julia al doctor.
El extraño se sentó junto a ella, y la tomó de la mano, él estaba muy frío...
En realidad, todo esto lo estaba recordando Julia. Se encontraba en la cocina, sentada en la mesita, con una taza de café, pensativa, recordando estos momentos.
  • ¿Pasa algo? - preguntó Deón, quien estaba recargado en el marco de la puerta del sótano.
  • Estaba recordando... como te conocí... mañana serán ya 11 años... Deón solo sonrió.

 4

La casa estaba llena, había casi puros adultos; era el cumpleaños número 11 de Adara, la pequeña niña blanca y chapeteada de ojos verdes. la niña estaba emocionada con su enorme pastel de chocolate que le había horneado su mamá, rodeada de sus amigos (en realidad, vecinos y algunos compañeros de trabajo de Julia) se preparaba para soplar a las velas.
  • ¡Una foto de la familia! - exclamó uno de los invitados sosteniendo con una mano la cámara y con la otra haciendo una seña para que Julia y Deón se pararan detrás de la pequeña; tomaron la foto, Deón sintió un mareo; no estaba acostumbrado, a pesar de tantos años de existencia, a tanta luz; siempre había tratado de estar en lugares oscuros.
La niña sopló las velas y repartieron el pastel.
Más noche, los invitados se habían ido, Adara jugaba con sus regalos en la pequeña sala que estaba iluminada solo por un par de lámparas; Deón se encontraba afuera de la casa, silencioso, viendo las estrellas..
  • ¿Estás bien? - preguntó Julia que salía de la casa, descalza, sintiendo como el fresco pasto acariciaba la planta de sus pies.
  • 11 años y sigo aquí... hacia mucho tiempo que no había durado tanto tiempo en un solo lugar.. - contestó Deón aun pensativo, con su mirada perdida en el infinito - me refiero a... estando con alguien, conviviendo con alguien...
  • ¿queriendo a alguien? - preguntó Julia.. que en el fondo esperaba una respuesta afirmativa; Deón jamás le había dado una verdadera muestra de cariño, solo la llamaba "dulzura" y era bueno con la niña; era Julia la que siempre lo abrazaba y a veces el no correspondía el abrazo. Deón no contestó; duraron un momento en silencio, ella dio la media vuelta y justo cuando iba a entrar a la casa, él le tomó la mano
  • No te imaginas lo que podría pasarte si yo te correspondo - dijo muy serio Deón
  • No me importaría nada de lo que pudiera pasar, con tal de saber que tu me quieres tanto como yo a ti - contestó Julia, se soltó y entró a la casa
Deón solo vio como se cerraba la puerta.. todo estaba muy silencio.. podía escuchar los crujidos de la madera de cada paso de Julia dentro de la casa, incluso los murmullos de Adara en la sala mientras jugaba; el sonido del pasto al ser acariciado por el viento; las olas del mar golpeando los riscos a sus espaldas; pero no escuchó un ruido.. el sonido de "uno como él" que bajaba del cielo y se postraba detrás de suyo...


5
  • Tanto tiempo sin veros Athán Deo - dijo el intruso Deón dio la vuelta para ver a Francesco, un hombre alto, pálido como el mismo Deón, ojos azules brillantes, cabello castaño y ondulado, brazos largos pero fuertes y manos finas, vestido con ropa moderna en color negro, con botas y una cadena que colgaba en su cinturón y se ocultaba en el bolsillo trasero del pantalón; lo veía con una sonrisa. Deón seguía serio
  • ¿no saludareis a tu antiguo compañero de farra, mi querido anciano? -preguntó Francesco dando un paso hacia adelante, acercándose más a su amigo que parecía una piedra, inexpresivo Francesco no pudo resistirse, conocía bien a su viejo amigo, le dio un abrazo, y sin soltarse lo miro a la cara
  • vamos! al menos regaladme una sonrisa! - al no ver respuesta le dio un beso en los labios - acompañadme, sé de un lugar que os va encantar, la mejor bebida está ahí! lo tomó de la mano y empezó a ascender, Deón accedió y voló junto a él
Bajaron en una zona miserable, al sur de Ensenada; era un lugar lleno de sembradíos; había chozas donde vivían familias numerosas, tan numerosas que apenas cabían en sus pequeñas casas hechas de palos
  • ¿Bebes de esta gente? - preguntó consternado Deón
  • A veces, son gente miserable, pobre, sufren demasiado, lo mejor que les puede pasar es la muerte... jaja! propagan la leyenda urbana del "chupacabras" cuando yo ando por aquí..
  • pero como te atreves! - exclamó Deón, no resistía saber que las víctimas de Francesco eran personas inocentes
  • No os asustéis amigo, está noche beberemos lo mejor de lo mejor!... ¿veis aquella casona? - señaló una enorme mansión escondida a lo lejos entre árboles y pinos, casi recargada en un cerro - ahí está vuestra cena, los capataces y dueños de este campo están ahí, son viles, crueles! te encantará su sabor!
Levitaron sobre el campo, la noche era muy oscura, no había luna; conforme se acercaban podían escuchar a los borrachos cantando y festejando dentro de la "casa grande"; un par de hombres salieron sin darse cuenta de la presencia de los dos vampiros; y tampoco se dieron cuenta de a que hora éstos clavaron en sus cuellos sus colmillos y bebieron toda su alcoholizada sangre..
Deón vio, mientras bebía, la vida de su víctima; como maltrataba a los trabajadores del campo, como abusaba de las mujeres y niñas, como había matado a varios hombres que trataban de defender a sus humildes familias; el alcohol de dicha sangre lo mareó un poco, aflojó sus extremidades y ahora se sentía más relajado.
Tomaron los cuerpos y los enterraron en el cerro y ahí se sentaron los dos a observar como el horizonte unía al mar y el cielo y los hacía uno.
  • así es que ahora vivís con una ramera, eh? - empezó el diálogo Francesco
  • no es una ramera.. - contestó serio Deón
  • vaamos! siempre te han gustado así.. ¿que tiene ésta de diferente?
  • no es una ramera y punto!... ¿Qué quieres? ¿para que me has buscado?
  • os extrañaba amiguito - dándole a Deón una palmadita en la espalda - extraño nuestras aventuras! deberíamos regresar, a la bella Italia!
  • no! - contestó tajante Deón, miró a Francesco, quien no podía borrar su sonrisa burlona de su rostro; Francesco tenía cara de niño; tenía 19 años cuando fue convertido en inmortal, pero a pesar de su corta edad, ya estaba muy desarrollado, tenía cuerpo de hombre, solo el rostro tenía infantil, con un aire inocente y burlón.
  • Sabes.. - continuó Francesco -... me costó trabajo escapar de los otros..
  • te siguieron!?! - interrumpió exaltado Deón
  • no.. me cuide muy bien.. ...ahora entiendo por que nos dejasteis.. finalmente.. pude darme cuenta de lo viles que son... están malditos y creo que ni ellos mismos se han dado cuenta..
  • es comprensible - dijo Deón - estabas enamorado, ciego..
  • Ah Adelaida.. - suspiró Francesco - ella y tú fueron mis grandes amores..
  • ¿fueron?
  • tú me abandonasteis, entiendo que ahora os he perdido, pues, estáis loco por esa mortal..
  • yo...
  • y Adelaida.. ella ya no está entre nosotros..
  • ¿Qué paso con ella? - sorprendido..
  • Se lanzó al sol.. estaba ya muy vieja, no había tomado sus siglos de descanso como hicisteis tú.. ella enloqueció...
  • lo siento - respondió Deón y pasó un brazo por la espalda de su amigo, éste se recargo en el hombro de Deón y se quedaron en silencio por un tiempo
  • cuídalas - siguió Francesco - a tu mujer e hija
  • no son mi mujer e hija..
  • sí yo os encontré - continuó Francesco, sin hacer caso de lo que Deón había dicho - "ellos" también podrían encontrarte.. Se miraron por un momento, después se quedaron viendo el horizonte.. y el silencio reinó la noche.

6

La noche siguiente, parecía de nuevo haber una fiesta en casa de Julia; a diferencia de Deón, Francesco era muy alegre, y extrovertido; mientras Julia lavaba los trastes, Deón leía en la mesita y Francesco jugaba, correteaba, saltaba, bailaba y reía con Adara..
  • Es hora de dormir Adara - dijo Julia
  • ay! un ratito maaas - suplicó la niña - Panchesco es muy divertido!
  • jajaja! hacedle caso a tu mami, pequeña.. - dijo Francesco, bajando a la niña de sus brazos
Adara dio un beso a Francesco, otro a Julia, y camino al pasillo se detuvo cerca de Deón, pero ambos solo se dirigieron una mirada y ella se retiro. Julia tomó su taza de café recién preparado y se dirigió a la mesita, con la mirada invitó a Francesco a seguirla.
  • Antes me sentía rara, siendo yo la única bebiendo café - expresó Julia
  • Supongo que no me ofreceréis una taza de vuestra sangre.. - dijo burlonamente Francesco Julia sonrió..
  • Cuéntame - siguió Julia - ¿Cómo es que Deón y tú se conocieron?
  • hmmm.. supuse que sabríais.. ¿Qué mi amigo Athán Deó no os ha contado de su gran amigo Francesco el italiano? ¿de todas nuestras aventuras? Deón solo levantó la mirada de su lectura por un momento, para ver la expresión de Julia
  • sinceramente no... ...Deón es muy reservado.. sé muy poco o casi nada de él..
  • Yo era un joven de 19 años, como podréis ver, mi querida Julia
  • Pues te ves mayor que eso... - expresó ella, inocentemente; Deón soltó una pequeña carcajada, pero seguía embuido en su libro
  • Hmm.. pues quizá.. pero tenía yo 19 años cuando me topé con el demonio que me volvió inmortal!
  • Esta será una larga historia.. - dijo Deón, puso su libro a un lado y se recargo sobre sus codos, para poner atención a la narración de su amigo - veamos que tanto le cambias a la verdadera historia...
  • No interrumpáis!... pues mi historia va así...
Era yo un jovenzuelo de 19 años de edad, a finales del siglo XV... yo vivía en una villa a las afueras de Florencia, mi vida era demasiado tranquila.. para mí estaba bien... claro, no conocía lo que conocí después, si no, la vida me hubiese parecido mediocre y aburrida...
Una noche calurosa, salía a caminar por el campo, bajo la luz de la luna; paseaba por los viñedos.. y a lo lejos entre las vides, vi un espantapájaros... ¿qué hacia un espantapájaros ahí?.. pues como película de terror actual, mi querida Julia.. me acerqué lentamente.. casi puedo escuchar la música de suspenso...
  • Si - interrumpió Deón, dirigiéndose a Julia - así es este de exagerado y fantasioso... Ella solo rió, y tomó un sorbo a su café; estaba muy interesada a la historia que contaba Francesco
... y ya estando parado frente a la figura negra, que me salta! en ese momento no supe de mí, caía al suelo y me sentía débil... sentía como ese monstruo succionaba mi cuello, y de repente, me envolví en un ensueño... vi mi infancia, a mi familia, mis primos, mis tíos, mis padres, mis abuelos.. mi perrito "Pepi"... mis hermanos y hermanas.. me di cuenta que siempre fui un buen muchacho, siempre obedecí y fui consentido por ser el menor en la casa; tuve una vida feliz...
Cuando desperté era de noche y estaba yo en una cabaña.. y ahí estaba ella.. una mujer delgada y por lo poco que podía ver era de piel pálida, sus ojos marrones relucían con el fuego de la chimenea, tenía el cabello largo y suelto hasta la cintura, color también marrón; usaba un vestido de campesina, largo, sucio, color café. Se sentó junto a mí.. era hermosa!!.. se cortó las venas y me dijo que bebiera.. yo sentía mucha sed, una sed insaciable e hice caso; no se cuanto bebí, pero recuerdo que sentí nauseas y mareo y volví a quedar inconsciente..
  • Das muchas vueltas en tu historia, se mas concreto... - dijo Deón, impaciente
  • déjalo seguir! - y ella le dio a Deón una pequeña palmada en la mano
... desperté dentro de un ataúd... Jesús! María y José!.. un ataúd!.. de nuevo era de noche y sentía mucha sed, mucha hambre.. escuché que dos personas discutían, y a pesar que apenas murmuraban, para mí era un ruido casi aturdidor.. apenas me estaba adaptando a mi estado de inmortal... salí de la caja y vi a la mujer discutiendo con un hombre.. éste hombre que tenéis aquí a vuestro lado... aunque... en aquel tiempo usaba melena, y se afeitaba..
  • Usabas melena Deón!?!
  • Mejor sigue con tu historia viejo amigo.. - dijo Deón..
Deón y la mujer discutían, aquí vuestro amigo no estaba de acuerdo con que la mujer me hubiese hecho lo que me hizo, yo en ese momento no sabía que era eso que me habían hecho; la mujer argumentaba al hombre que ella se sentía sola y quería una mascota... hacedme el favor! mi querida Julia! la mujerzuela esa quería una mascota!.. tras un rato acalorado de discusión, la mujer salió y Athán Deó, o Deón, como vos lo conocéis se dio cuenta que yo había despertado; y lo veréis muy frío y poco comunicativo, pero en aquel momento se apiado de este pobre mocoso..
Deón fue el que me enseñó a cazar, a usar mis poderes, es decir a concentrarme para escuchar solo un sonido o una voz a una distancia increíble, a poder escuchar los pensamientos de los demás, el poder ver en la oscuridad.. con los siglos y gracias a que Deón me permitió beber de su antigua sangre, pude volar, y obtuve el don del fuego...
  • ¿El don del fuego? - preguntó Julia
  • El poder prender fuego, telequinéticamente... y con el tiempo, podré hacer muchas mas cosas, tantas como Deón!
  • ¿Y que pasó con la mujer que te creó? por que... fue ella la que te creó ¿cierto?
Ah mi Julia, sois muy lista; si fue ella, Adelaida, quien me creó... esa mujer fue mi todo por siglos!.. estaba muy trastornada, y yo, ciego de amor nunca lo vi... era inmoral, insensible, narcisista, pues no pensaba en nadie mas que ella.. me arrastraba en sus aventuras y si teníamos que salir corriendo a ella no le importaba dejarme ahí.. finalmente terminó por volverse loca, y como decimos nosotros los bebedores de sangre.. "se lanzó al sol" ... que quiere decir que dejó que la luz del sol la calcinara.... y así fue como perdí a mi Adelaida, mi loquilla...
  • Que triste...
  • Muy triste.. - dijo Deón y tomó la mano de Julia.. - yo no se que haría si perdiera a alguien que amo.
    Julia miró a Deón esperanzada, palabras como estas eran las que la ilusionaba, sin embargo, después de ese tipo de frases, no seguía nada mas.. nada que le asegurara que él sentía amor por ella..
  • Pues la historia no termina ahí mi querida Julia.. - siguió Francesco - pero ya es muy tarde y vos tenéis trabajo mañana.. dichosos nosotros, par de fanfarrones que dormimos todo el día, eh!?
Julia se puso sonrió, se puso de pie, llevó su taza al lavatrastes, le dio un beso en la mejilla a Francesco, y tal como hizo Adara, pasó de largo por un lado de Deón..
  • Sois cruel - le dijo Francesco a Deón, ya que Julia se había retirado - ¿por que no le habéis dicho lo que sentís por ella? Deón salió de la casa...

7

Duró un rato pensativo, afuera de la casa, Francesco solo lo veía, recargado en el marco de la puerta. Deón tomó una decisión... ni siquiera tuvo que comunicársela a Francesco, pues él ya había leído su mente.
Vio a Francesco con una mirada picara y éste se metió a la casa... entonces, Deón se empezó a elevar y llegó hasta la ventana en el segundo piso... la de la habitación de Julia... ella se había desnudado y estaba a punto de ponerse el camisón, cuando sintió una corriente de aire frío en su espalda..
Dio la vuelta, Deón había entrado por la ventana..
  • ¿Crees que no leo tus pensamientos, dulzura?
  • Deón, me estoy vistiendo!
  • ¿Piensas acaso que no sé que has fantaseado con esto desde hace muchos años?
  • ... Deón... - julia se sonrojó y agachó la cabeza, sostenía su camisón en sus manos. Deón se acercó, tomó el rostro moreno de la mujer entre sus manos e hizo que sus miradas se encontraran..
  • tu sabes... que es imposible algo entre nosotros..
  • lo se.. Deón.. yo soy una simple mujer...
  • no dulzura, no es eso... son muchas cosas! tu tienes una razón para seguir viviendo... yo, prácticamente soy un fugitivo... yo no puedo ofrecerte mas que mis noches... Julia puso un dedo sobre los labios fríos y lisos de Deón
  • Eso quiero... tus noches... se acercó mas, se elevo un poco de puntillas y lo besó en los labios... el la tomó en sus brazos.. la beso apasionadamente; ella empezó a desabotonar su camisa, y conforme se la fue quitando acarició sus hombros, sus brazos fuertes.. bajó las manos y desabrochó el pantalón que cayó al suelo.. Deón seguía abrazándola y besándole todo su rostro y cuello.. ella pasó sus manos por el duro y marcado abdomen de su vampiro amado.. lentamente bajó y con la yema de sus dedos palpó el elástico de los boxers... los fue bajando y el tacto de sus dedos con el vello de Deón le causó emoción y escalofríos..
Deón se iba encorvando mientras ella iba flexionando las rodillas para bajar el bóxer.. aun así no podían despegar sus bocas la una de la otra..
Una vez quitándole los zapatos, calcetas, bóxer, teniendo ya a su amante tan desnudo como ella.. se puso de pie.. subió lamiendo el abdomen, el pecho, el cuello, la barbilla, la mejilla hasta llegar a los labios de Deón, con su lengua palpaba los colmillitos.. él la apretó a su cuerpo, ella acarició su ancho y fornido pecho, su cuello...
Deón se excitaba con la sensación de los pechos de Julia aplastados a su cuerpo.. acariciar su cabello largo lo enloquecía..
  • Amor.. voy hacer algo, no te vayas a asustar..
  • me llamaste "amor"? - preguntó Julia con una sonrisa en su rostro.
De repente el foco del techo estalló.. y las velas del buró se encendieron, al mismo tiempo que las veladoras del pequeño altar que Julia tenía al otro extremo..
Siguieron besándose, bailaron.. Julia estaba de espaldas recargada en el torso de Deón, el la rodeaba con sus brazos.. le besaba la nuca, el cuello, los hombros.. se mecían.. como si escucharan una canción suave y romántica.. él pasó una mano por el pecho de Julia.. la otra lentamente la bajó por el abdomen... ella disfrutaba con los ojos cerradas, recargó su nuca en el hombro de Deón.. él le mordisqueaba la oreja.. ella pasó un brazo hacia atrás y empezó a acariciarle la nalga.. él bajó más y más su mano por el abdomen de Julia, acariciaba lo que encontraba en su camino.. la piel de Deón era muy lisa, casi como marfil.. y al contacto con la de Julia a ella le producía mucho placer...
... metió el dedo y empezó a buscar... Julia gemía.. aunque trataba de contenerse.. se sujetó a los musculosos brazos de Deón.. mientras el entraba a ella por ambos lados.. era un placer indescriptible.. Julia estaba en éxtasis.. Deón le cantaba suavemente al oído.. ella gemía e intentaba seguir meciéndose al compás de la canción del vampiro, pero hacia mucho que había perdido el ritmo.. ahora solo parecía retorcerse en los brazos de su hombre...
  • Te amo Julia..
  • yo a ti, Deón... mi Deón... Parecía todo haber terminado, pero Deón la llevó a la cama e hicieron el amor hasta minutos antes del amanecer.. cuando él se despidió dándole un beso en los labios, y la dejó durmiendo.. Bajó al sótano donde se encontraba Francesco leyendo un libro a la luz de una vela.. miró a Deón bajando los escalones de madera y Francesco no pudo evitar sonreír al ver a su amigo, pues sintió que por fin sería feliz..
  • Mañana tú y yo nos vamos de aquí para siempre.. - dijo muy serio Deón, abrochándose la camisa; la sonrisa de Francesco desapareció.

8
  • Ha pasado mas de una semana y no he sabido nada de él - sentada, recargada en sus rodillas, con las manos cubriendo las lagrimas de su rostro, Julia era consolada por su comadre, en el porche delantero de su casa
  • No se preocupe comadre, así son los hombres, ya vera que pronto va aparecer - intentaba la comadre decir algo que confortara a su joven amiga
Esa noche, Julia daba vueltas y vueltas en su cama, se levantó y fue a ver a Adara, que dormía tranquila, pareciese que no extrañaba a Deón, regresó a su cama y seguía sin poder dormir.. de repente.. escucho ruidos en el techo, eran pasos.. como si alguien corriese.. no.. como si fuesen varios los que corrieran sobre el techo..
  • Deón y Francesco! - pensó Julia.. se puso de pie, y cuando caminó hacia la ventana, ésta estaba abierta.. se quedó parada.. pensativa.. no recordaba si había o no cerrado la ventana; las luces estaban apagadas, solo había una vela sobre el buró (el tipo de iluminación que a ella le gustaba) oyó un ruido y al voltear, se topo con dos "personas", una pareja parados detrás de ella; la mujer estaba abrazada del hombre y sonreía maliciosamente, el hombre, solo sostenía a su pareja por la cintura y miraba fijamente a Julia..
  • ¿Quienes son ustedes? ¿Que quieren aquí? - interrogó alarmada, Julia
  • Mi nombre es Attis, y ella es mi mujer, Drusila - contestó el alto hombre. ambos vestían muy elegantes, el usaba traje con corbata en tonos grises, ella un vestido de noche en color vino, un collar de diamantes, los labios oscuros, su cabello castaño y ondulado caía sobre sus hombros
  • Ah - suspiro Drusila - eres una mujer muy bella.. Julia... ¿así te llamas, cierto? - decía, mientras caminaba alrededor de la temerosa mortal empijamada y acariciaba su cabello - No entiendo por que Deón no te ha "convertido" si te ama tanto..
  • La asustas, mi Drusila.. - dijo Attis, mientras extendía un brazo para que su mujer regresara a él.. - como podrás darte cuenta - se dirigió a Julia - somos bebedores de sangre, al igual que tu amado.. somos antiguos amigos de Athán.. pero de repente desapareció y no supimos de él por siglos.. Drusila se recargo en el pecho de Attis, le dio un beso en la mejilla, y volvió a poner su cabeza junto al cuello de su esposo..
  • No podemos escuchar sus pensamientos.. pero sabemos que no está lejos.. - dijo Drusila - .. él, por mas que quiera, no puede dejarte..- hizo una pausa, Julia seguía paralizada frente a la imponente pareja - sigo sin entender, por que no te convirtió... hubieran podido huir juntos..
  • Mamá, ¿Que pasa? - entró Adara, tallándose los ojos..
  • Ah! he aquí el motivo! - exclamó Drusila
  • hola preciosa, ¿Cual es tu nombre? - dijo Attis, poniéndose en cuclillas y acariciando el rostro de la niña
  • no le hagan daño! - dijo Julia, aun tiesa Attis se puso de pie, miro a Drusila..
  • Nos las llevaremos a ambas - declaró Y entonces, por las ventanas y la puerta entraron varios hombres, vestidos de traje negro y uno cargo a Adara que gritaba y pataleaba y otros dos tomaron a Julia por los brazos y la llevaron a rastras
  • No le hagan daño a la niña! - gritaba Julia mientras la llevaban a empujones y jalones…

9
  • No! No puede ser!!
  • Detenedte Deó!! - Francesco abrazó con fuerza a Deón, pues él quería correr hacia la casa, quería salvar a Julia y Adara - la casa está en llamas! sabéis que no podéis acercaros!! nuestros cuerpos son como combustible! te calcinarías!! Deón se calmó.. se quedó parado observando como la casa se consumía por el fuego..
  • Ellas no están ahí.. puedo sentirlas, ellas están vivas! - y Deón se elevó muy alto a una velocidad sorprendente, Francesco apenas pudo seguirlo
Mientras tanto Attis, Drusila, sus "discípulos" y las prisioneras bajaban las escaleras de una cripta, se encontraban en un cementerio muy viejo, rodeado de árboles, y figuras de mármol y piedra; las altas ramas de los árboles ocultaban la luz de las lámparas de la calle y todo se encontraba en penumbra.. la cámara subterránea era iluminada por antorchas..
  • ¿Que van a hacernos mami? - preguntó Adara, que era llevada en brazos por uno de los vampiros
  • Nada hija.. todo estará bien - dijo Julia
  • Ay! esta todo lleno de telarañas.. yo ya no estaba acostumbrada a esto Attis! - renegó Drusila mientras avanzaba por el oscuro pasillo
  • Calma mi amor, pronto volveremos a nuestros castillos europeos que tanto te fascinan.. Deón nos encontrará, y entonces pagará por su traición..
  • ¿De que traición hablan? - preguntó Julia a quien obligaban a sentarse en una lápida de piedra
  • Francesco, ¿estas seguro que están aquí? - preguntó Deón mientras descendían en el oscuro cementerio
  • He convivido mas con ellos.. me es más fácil escuchar sus pensamientos.. ya os aseguré que fueron ellos los que tienen a Julia.. la vi a través de los ojos de Drusila.. vi a la pequeña Adara, esta asustada.. - decía Francesco mientras ponía los pies sobre el pasto
  • Esos infelices! si les han hecho daño... - Deón no podía contener su ira
  • Lo pagarán Deón.... TODO.. en este mundo se paga.
Y bajaron los escalones del sepulcro profanado, Francesco detrás de Deón, tomó una antorcha y seguían bajando por la penumbra.. el apeste era insoportable, las ratas y cucarachas abundaban.. finalmente llegaron a la cámara.
  • Ah! el gran Athán Deó - exclamó Drusila, se encontraba de pie junto a Attis, detrás de ellos, sus "discípulos" cuidaban de Julia y Adara
  • Francesco, muy buen trabajo en traer a nuestro padre! - dijo Attis caminando alrededor de Deón
  • Francesco! pero tu... - Deón miró incrédulo a su viejo amigo
  • Si Athán.. - dijo serio Francesco - vos me la debíais!...
  • pero.. ¿por que? - Deón aun no podía creerlo
  • por Adelaida! - Francesco se paró frente a Deón, ya había dejado la antorcha en manos de alguno de los vampiros que estaban presentes - yo... la amaba, tanto como a vos!.. - empezaron a correr lagrimas de sangre por el rostro del italiano - me sobrepuse de vuestra perdida, cuando nos abandonasteis...pero ella NO!!.. enloqueció! no le importó que yo siguiese a su lado.. me abandonó a mí! y yo.. la amaba! - Francesco empezó a doblarse.. sus mejillas estaban rojas por las lágrimas de sangre que se arrastraban por su rostro.. Deón lo sujeto de los codos y lo levantó
  • No tenía idea.. - dijo Deón consternado
  • Ella no pudo más, trató de buscaros, pero sabéis que ella no podía leer vuestra mente, pues vos la habíais creado.. - sollozaba - yo si sabía donde estabais.. pero por celos no os localicé, para mi vos habíais muerto! jure nunca perdonaros.. y tras la perdida de mi Adelaida.. - la mandíbula se le paralizaba del coraje - vos tenéis que pagar!
Deón se quedó sin palabras, Francesco se soltó, se abrió paso entre Attis y Drusila y tomó a Julia, se paró detrás de ella, ella no dijo nada, le tomó la cabeza y la inclinó como si fuese a beber la sangre de su cuello..
  • Déjala!! ella no tiene la culpa! - gritó Deón, tratando de correr y detenerlo, pero todos los vampiros ahí presentes se le echaron encima para detenerlo, excepto Attis y Drusila que disfrutaban el "espectáculo", los "neófitos" o "nuevos" como se les decía eran como 7, que no soltaban a Deón mientras Francesco soltaba una mirada cargada de odio a su antiguo amigo.. y en lugar de beber la sangre de Julia.. con un solo movimiento.. le rompió el cuello....... Julia, cayó muerta.