martes, diciembre 01, 2015

DEON 1 capitulo 6



“Lecciones”



1


- ¿De que huyes? - preguntó Claudio; se sentó junto a Deón, doblando las rodillas y recargándose en una de las enormes rocas del antiguo templo.
- .. De mi pasado... - Deón observaba como los otros bailaban y juntaban leña para tratar de hacer una fogata.
- Ah! - exclamó Claudio - es bueno dejar el pasado atrás... - Deón seguía ensimismado, observando a las muchachas y muchachos vestidos en harapos, convertidos en inmortales a muy temprana edad. Claudio se dio cuenta de que Deón los observaba...
- ¿te gustan mis "hijos"? - preguntó Claudio e inmediatamente soltó una carcajada.
- ¿tus hijos? - preguntó sorprendido Deón, mirando a Claudio.
- si, todos ellos - dijo Claudio orgulloso.

- Claudio! - se acercó un muchacho de cabellos oscuros - ya esta la leña, es hora de que prendas el fuego!
- Esta vez lo hará nuestro amigo Deón - dijo, dando una palmada en la ancha espalda del vampiro de quien hablaba.
- ¿Yo?.. ¿Que tiene de especial prender el fuego? solo tallas dos leños hasta que la fricción haga que la llama encienda.
Claudio y el otro joven se miraron y soltaron una sonora carcajada
- ¿Qué?! - exclamó Deón mirando a los dos jóvenes
- No vas a prender el fuego con las manos, tonto - dijo Claudio - cuando puedes hacerlo con la mente! - se dio cuenta de que Deón no sabia de lo que estaba hablando -... eres un vampiro de edad muy avanzada... ¿como mil años de edad? ¿cierto?.. A estas alturas tú ya haz desarrollado el poder para encender el fuego...

Deón recordó como Urian encendía las antorchas con solo pensarlo; entonces, Claudio lo tomó de la mano
- Concéntrate en un leño e imagina que estas tallándolo con tu mano, o quizá con otro leño... fija toda tu atención en ello - le dio las instrucciones Claudio

Deón se concentró y la fogata se encendió. Se escucharon gritos de alegría, empezaron a tocar unos tambores y los y las jóvenes danzaron alrededor de la fogata.

- Lo lograste! - exclamó Claudio dándole un abrazo a Deón, quien incrédulo no reaccionó y se quedó parado viendo el fuego.

- Claudio! - dijo otro joven de cabello rizado y castaño - Barbato ha llegado!
Claudio se veía muy feliz, tomó a Deón de la mano y le pidió que lo siguiera. Pasaron por uno de los arcos o puertas del templo y ahí estaba, un joven fornido de cabello negro grasoso, barba crecida.. pero como le crece a los adolescentes, tenía una sonrisa grabada en su rostro y unos ojos cafés muy brillantes.
- Ah! Claudio! - dijo el recién llegado, mientras caminaba hacia ellos - he traído lo mejor que he encontrado! - se hizo a un lado y señalo a sus espaldas; dos jóvenes vampiros detenían a un hombre corpulento, semidesnudo, al parecer, un soldado, golpeado y medio inconsciente - ¿te gusta? - preguntó ese joven que llamaban Barbato.
- Me gusta - contestó Claudio con una sonrisa, se acercó y dio un beso a Barbato en los labios - supongo que trajeron más, para los demás..
- claro! - contestó Barbato - ya vienen en camino!
- muy bien - puntualizó Claudio; Barbato se fue para esperar a sus compañeros que traían a mas victimas

Claudio volteó y miró a Deón; aun seguían tocando los tambores y varios de los jóvenes seguían danzando al rededor de la fogata, otros iban preparándose para lavar a las victimas que iban llegando encadenadas, sujetadas por los mismos muchachos. Deón miraba sorprendido, la pandilla de inmortales no eran mas que niños entre 14 y 17 años, obviamente, Claudio era el líder; entonces sintió la mirada de Claudio y volteó a verlo
- entonces... - dijo Claudio - ¿lo penetras tu o lo hago yo? - con una sonrisa.

2

 
Claudio se acercó a la victima, se paró frente a él y ordenó a los dos jóvenes que lo sujetaban de las muñecas:
- Arrodíllenlo!
y eso hicieron, Claudio lo tomó por la barbilla y le levantó la cabeza..
- Tienes unos ojos muy bellos - le dijo Claudio al cautivo, éste lo escupió
- maldito batalos*! - exclamó el soldado arrodillado, Claudio le dio una cachetada tan fuerte que le hizo una herida en la mejilla y empezó a sangrar. Varios de los jóvenes se acercaron viendo como manaba la sangre, se abrió su apetito y estaban a punto de lanzarse contra el pobre hombre arrodillado
- deténganse! - exclamó Claudio - recuerden como lo hacemos! - entonces, se pincho la lengua con los colmillos y lamió la herida en el rostro del hombre para que ésta desapareciera, después lo beso, su mejilla, sus labios, el hombre veía a Claudio como embelezado; Deón estaba de pie, viendo todo lo que sucedía.

Claudio se arrodillo frente al hombre, lo miraba con ternura, el sujeto no podía dejar de ver a Claudio, parecía hipnotizado, tenía la boca un poco abierta, los ojos muy abiertos y las pupilas dilatadas. Una joven puso una especie de cubeta de madera junto a Claudio, llena de agua y le dio un trapo, Claudio lo tomó, lo empapo con agua y empezó a limpiar el rostro del hombre.
- ¿Es refrescante, no es así? - le dijo Claudio
- ssssi.. - contestó el hombre balbuceando. Con la ayuda de la joven que llevo la cubeta y otra de cuerpo ligeramente bronceado (neófita, al parecer), empezaron a desvestirlo, y pasar trapos de agua fresca por su cuerpo. Lo ayudaron a ponerse de pie y los tres siguieron lavándolo, podía verse que el hombre sentía un gran placer debido a sus gestos, cerraba los ojos, echaba la cabeza hacia atrás mientras una de las muchachas le lamía el cuello, la otra le besaba la espalda y Claudio se arrepegaba a su pecho y pasaba el trapo casi seco por su abdomen.

Deón empezó a caminar alrededor de los 4, lento, observando y tratando de comprender que es lo que estaba sucediendo. Entonces, Claudio se mordió el dedo índice y lo puso en los labios del hombre, acaricio el labio inferior dejando rastro de su sangre en él, después el hombre lamió el dedo, sus ojos se abrieron aun más y jaló el brazo de Claudio para poder introducir mas el dedo a su boca y poder chuparlo.
- ¿Qué estas haciendo? - preguntó Deón sorprendido
- Ambrosía! - exclamó Claudio - el néctar de los dioses! - dijo con una sonrisa viendo a Deón.. - suficiente - dijo con ternura Claudio al hombre y sacó el dedo de su boca, las mujeres vampiro se apartaron y Claudio tomó al hombre de la mano y se dirigieron a otra parte de las ruinas del templo, que estaba solo; antes de entrar, volteó hacia donde estaban los jóvenes
- Que siga la fiesta! - haciendo un ademán, y luego miró a Deón, quien seguía confundido - ven Deón... quiero enseñarte algo..- Deón siguió a Claudio y el hombre "hipnotizado".

* Batalos = afeminado


3

 
Entraron en una especie de habitación, que ya había sido acondicionada por los jóvenes seguidores de Claudio. Había antorchas en las paredes y en el centro varias pieles de animales cocidas como si fuesen un colchón relleno de paja; junto a una pared, sobre una madera, como si fuese una mesa sin patas, estaban varias copas de plata y una jarra con una bebida extraña muy oscura.
- Acuéstate - ordenó Claudio al musculoso hombre, éste lo obedeció - Ven Deón, y lo jalo del brazo, ambos cayeron de rodillas uno a cada lado del hombre - ¿A caso no es muy bello nuestro soldadito? - dijo Claudio sonriendo y acariciando el fornido pecho del hombre, que se encontraba en éxtasis debido a la sangre del joven vampiro
- ¿Que estas haciendo? - preguntó consternado Deón
- Vamos a hacerle el amor al soldado! - dijo Claudio
- pero... pero... no podemos!
- claro que podemos!..- Claudio hizo una pausa, su rostro cambio de jubilo a la sorpresa - ¿a caso nunca has hecho el amor siendo inmortal?
- No.. No se puede - dijo Deón

Claudio soltó una carcajada - por supuesto que se puede!! - exclamó - Al principio, cuando nos hemos convertido en inmortales, nos enfocamos en la sangre, es lo único que nos causa placer, es la única hambre que sentimos, lo único que deseamos; perdemos el apetito sexual, hay fascinación por la sensualidad, nos gusta acariciar a nuestras victimas, sentirlas nuestras, pero jamás pasa por nuestra mente que podemos amarlas, al menos no de una forma carnal - Deón lo veía con atención - Somos adictos - continuó Claudio - como un adicto al opio no encuentra placer en otras cosas, como el caminar bajo la luz de las estrellas, sentir el agua fresca del mar en un día caluroso, solo el opio o cualquier otra droga puede causar esa sensación, o al menos eso creen.. Nosotros somos adictos a la sangre - sonrió de nuevo y se inclinó para besar un pezón del hombre, miró a Deón - vamos! inténtalo!
- si! inténtalo - balbuceo el hombre que también sonreía como si se encontrase drogado, sus mirada se perdía en el infinito.

Deón se inclinó y beso los gruesos y delineados labios del soldado, éste levantó el brazo y lo paso por la espalda de Deón, Claudio empezó a acariciar las velludas piernas del hombre, subió por la entrepierna y encontró los testículos; mientras Deón seguía besando al hombre y el roce de su pesada mano por la espalda le causaba un escalofrío. Se enderezó de repente.
- No puedo - dijo muy serio mirando a Claudio, que acariciaba el erecto pene del soldado.
- Ah! sé lo que necesitas! - y miró hacia la entrada, como si estuviese llamando a alguien con la mente; enseguida aparecieron las dos jóvenes que anteriormente habían ayudado a lavar el cuerpo del hombre - Roxana, Ambusta.. quítense las ropas! - ordenó, éstas lo obedecieron, y enseguida, se acercaron; Roxana, de piel blanca, labios rosas, ojos color miel.. con una mirada muy dulce, mejillas sonrojadas, pues recientemente se había alimentado y la sangre fluía dentro de ella; cabello castaño color oro que caía en delicados caireles hasta su cintura se sentó a espaldas de Deón y empezó a desvestirlo; Ambusta, la vampira nueva, que aun no había perdido del todo el moreno color de su piel que había tenido en vida, se acercó al soldado y empezó a lamerle el pecho.

Entre besos y caricias, el soldado se puso de pie, Claudio le acariciaba la ancha espalda, Ambusta le besaba el cuello. Roxana se esforzaba por excitar a Deón y el se dejaba querer, acariciaba las curvas de sus caderas, besaba los redondos senos de Roxana mientras ella apretaba el rostro de Deón contra su pecho y pasaba su mano por su nuca acariciando la melena de color negro. Deón lamía por entre medio del pecho de la mujer vampiro, su olor a flores le encantaba y en eso..
- ou! - exclamó Deón sorprendido; Claudio se encontraba penetrando al soldado mientras éste penetraba a Ambusta, un trío de placer que se mecía, entre gemidos y risas.
- Tu primera erección como inmortal! - exclamó Claudio, mientras seguía en el baile con el fornido soldado y Ambusta
- ¿Que esperas amor? - preguntó Roxana con una voz ronca y sensual
- felicidades! - gritó el soldado, cuyo gozo se incrementaba por haber probado la sangre de un vampiro; abrazo a la morena apretándola contra su cuerpo - vamos mujer! gime!

Deón le acarició el rostro a Roxana, ésta le sonrió, y entonces ella paso sus brazos alrededor del cuello de Deón, rodeo la cintura del hombre vampiro con sus piernas ( se colgó de él) y Deón la hizo suya; entró suavemente, con sus brazos fuertes la sostenía de las nalgas y la mecía para que entrara y saliera.. Se besaban intensamente, sus lenguas bailaban y luchaban; el seguía dentro y besaba el cuello suave de Roxana, le mordía los hombros mientras ella clavaba sus uñas en la ancha espalda del vampiro.
- ¿eyacularé? - preguntó Deón mientras la besaba
- quizás... - contestó ella, entre beso y beso
Deón se fue inclinando hacia atrás, Roxana hizo lo mismo quedando los dos como si formasen una "Y".. ella con sus piernas alrededor de Deón, el de pie. Los jalones y jadeos eran mas fuertes, ella estiraba su cabeza hacia atrás debido al placer y se aferraba a los bien formados pectorales de Deón, él la sostenía aun de las nalgas, y metía un dedo a su ano, la velocidad de sus movimientos aumentaba. Estaban llegando al éxtasis, cuando de repente, de re ojo, Deón vio a Ambusta y el soldado tirados en las pieles y sintió las suaves manos de Claudio subir por su espalda y luego pasar por debajo de su axila para acariciarle un pezón y juguetear con los vellitos de su pecho. Roxana se puso de pie, pero seguía en la misma posición, como si tratase de que el miembro de Deón entrara aun más en su cuerpo. Con la otra mano, Claudio exploró los glúteos de Deón mientras le besaba la espalda alta, y entonces arremetió en Deón, quien pegó un grito de placer y al mismo tiempo sintió como si se viniese dentro de Roxana, ella gimió y parecía como si se hubiese quedado tiesa, estirándose lo mas que podía, con la boca abierta.. los ojos cerrados... si no fuera por que Deón la sostenía con fuerza, ella habría caído hacia atrás; volvió a enderezarse y pasar los brazos alrededor del cuello de Deón, se estiró un poco y beso su cuello, luego beso a Claudio en los labios, que parecía estar oculto detrás de los anchos hombros de Deón, mientras empezaban a mecerse de nuevo.

Duraron casi toda la noche, entregados a eso que era algo nuevo para Deón; intercambiaron de parejas, y de vez en cuando, Claudio o alguna de las jóvenes le daba de beber al soldado de la jarra que había en uno de los extremos, era sangre vampírica, que lo hacía alucinar y despertaba su lujuria. Roxana y Ambusta se acariciaban mientras los tres hombres se masturbaban. Deón le hacia el amor al soldado, Claudio a Roxana, Ambusta le mordisqueaba el trasero a Deón y manoseaba su duro miembro.

Faltaba quizá una hora para amanecer. Los 5 estaban tirados en las pieles, abrazados, acariciándose; el soldado parecía ya formar parte del pequeño clan.
- Debemos encontrar un lugar donde pasar el día - dijo Roxana en un murmullo, su voz ronca era muy sensual, jugueteaba con su cabello mientras Deón le lamía un seno.
- Conozco el lugar perfecto - dijo Claudio con una media sonrisa, mientras Ambusta acariciaba su lampiño pecho
- Entonces.. - dijo el soldado - mañana en la noche, ¿seguiremos con esto?
En el exterior, hacia rato que los tambores habían dejado de tocar; dentro de la pequeña habitación no habían logrado escuchar la masacre que se llevó a cabo en el exterior.

Nadie le contestó al soldado, Claudio simplemente se puso de pie, el soldado después de él y Deón los siguió. Roxana y Ambusta solo se recargaron en sus codos para observar. Salieron de la habitación y la cara le cambió al soldado, era ahora un gesto de terror el que exponía. A pesar de la densa oscuridad, gracias a la fogata aun podía verse que había regados por todo el templo, soldados mutilados, destazados, con rostros de angustia y desesperación. Algunos jóvenes vampiros aun estaban aferrados a sus victimas, que pataleaban e intentando articular palabras pedían misericordia. Claudio observaba todo sin expresión alguna. Deón no podía dejar de sorprenderse.
- Mañana en la noche..- dijo Claudio al soldado asustado - nosotros si seguiremos con esto... tú... no- y con un empujón regreso al soldado al interior.

4

 
- Roxana! Ambusta! Averigüen quien permitió que esto sucediera! - ordenó Claudio. El soldado estaba aterrado recargado en una de las paredes, con los brazos extendidos como si tratase de escapar empujando la enorme piedra; las mujeres salieron.
- ¿Por que paso eso? - preguntó Deón - ¿es .. normal?.. ¿es esto lo que ustedes hacen?
- No - contestó Claudio mientras veía al horrorizado soldado - nunca hacemos esto.. predicamos el placer, siempre buscar toda clase de placer, sin hacer daño a los demás..
- Pero aun así matan! Necesitan matar! - exclamó Deón - es incongruente.. - entonces notó como las miradas de Claudio y el soldado se encontraban y como la expresión del soldado cambió, como si de nuevo estuviese hipnotizado y ahora estuviese viviendo el momento mas feliz de su vida, parecía no estar ahí presente, su mente estaba en otro lado. Claudio se acercó, lo tomó por los hombros y le dio un abrazo, el soldado seguía ausente, Claudio lo besó y enseguida clavó sus colmillos. Cuando terminó de beber su sangre, lo soltó y el soldado cayó muerto.
- Ves.. no sufrió, al contrario, murió sintiendo mucho placer, siendo feliz - dijo Claudio mirando a Deón
- ... pero.. ¿Cómo?
- Ah, Deón! eres mucho mas antiguo que yo y sin embargo te falta mucho por aprender..

Salieron juntos de la habitación, Claudio miró a dos jóvenes y éstos inmediatamente entraron a recoger el cadáver y se lo llevaron, Claudio les había dado órdenes por telepatía. Roxana se acercó a Claudio
- fue Barbato.. - le dijo
- Ya tiene tiempo rebelándose, y los demás se dejan manipular..
- ¿Qué vas a hacer? - preguntó Deón

Claudio no contestó... avanzó seguido por Deón y se acercó hacia un grupo de vampiros que reían y platicaban, Barbato era el centro de atención ahí. Claudio lo miró muy serio.
- ¿Qué pasa Claudio? - preguntó Barbato riendo
- Ya no eres bienvenido entre nosotros - le contestó
- ¿He hecho algo mal? - preguntó Barbato sorprendido - solo he hecho lo que tu nos has enseñado.. ir en busca del placer..
- Sádico! - le gritó Claudio; Barbato trató de acercarse a Claudio, era un poco mas alto que él, mas fuerte físicamente, su cabello negro grasoso caía en enredados bucles casi hasta los hombros y se unían con su incipiente barba. Claudio dio un paso atrás.
- No huyas de mi Claudio - suplicó Barbato; Claudio se dio la vuelta y caminó rodeando la fogata, volteó y ordenó:
- Todos diríjanse a la gran bahía, es ahí donde nos refugiaremos! - después miró a Barbato; Claudio había tomado una decisión.. empezó a caminar hacia él sin despegar la mirada de sus ojos..

- No!! - empezó a gritar Barbato, haciéndose hacia atrás, tratando de huir.. pero se topó con el muro y no pudo avanzar mas - deja de jugar con mi mente!! - Claudio seguía caminando hacia él sin dejar de verlo - déjame!! nooo!! - gritaba Barbato como loco, meneando los brazos como si un enjambre de abejas lo atacara - no voy a caer! no voy a ceder!!! esos jardines no son reales!!! no estoy junto a un río!! no puedo ver la luz del sol!! es mentira! déjame! - se repegaba al muro. Claudio estando cerca, solo estiro un poco el brazo hacia el suelo, sin dejar de caminar, para tomar la espada gladius de uno de los soldados muertos - Nooo! nooo! - seguían los gritos
- ¿Qué vas a hacer? - preguntó Deón, como saliendo de un ensueño y avanzó detrás de Claudio

Barbato no pudo más, cayó en la fantasía creada por la mente de Claudio, dejó de moverse y su mirada cambió, una sonrisa se dibujo en su rostro y parecía haberse llenado de paz. Claudio le arrancó los harapos dejándolo desnudo, el miembro de Barbato se encontraba erecto, Claudio lo tomó con una mano y...

- Claudio!! - gritó Deón al mismo tiempo que con la espada Claudio castraba al rebelde.

5

 
No eran más que niños, cuyas emociones y reacciones iban de un extremo a otro.
Claudio lanzó el pene de Barbato al fondo del mar o eso fue lo que dijo a todos, y Barbato se volvió callado y sumiso en un principio; noches después, su odio hacia Claudio, su creador, era tanto que prefirió desaparecer.

- Me equivoque - le dijo Claudio a Deón una noche - me dejé llevar por la energía que proyectaba Barbato.. su espíritu de aventura... y si.. siempre vi su rebeldía, su maldad... - hizo una pausa - es malo, Deón.. siempre recibí quejas de él.. incluso de sus hermanos vampiros...

Claudio estaba muy arrepentido.. de haberle hecho lo que le hizo a Barbato.. no solo el castrarlo.. sino haberlo convertido en inmortal. Pasó las siguientes noches solitario, a veces buscaba la compañía de Deón, pero en general, vagaba por la isla como alma en pena.

Deón se quedó con ellos, conoció a cada uno de los "hijos de Claudio" y práctico mucho sus habilidades recién descubiertas: el don del fuego y la capacidad de conseguir placer no solo por medio de la sangre.

Roxana fue la principal compañera de Deón en esa época. Hicieron el amor en cada esquina de la pequeña isla y parecía que nunca se cansarían.

Una noche, ya que los jóvenes habían regresado de alimentarse en la cercana Sicilia, juntaron leña para la fogata, Claudio apareció sobre una roca y la fogata se encendió. Todos voltearon a mirarlo y Claudio les respondió con una sonrisa. Los tambores empezaron a tocar y todos bailaron. Claudio de un salto, bajo de la alta roca y tomó a Deón de la mano y a Roxana con la otra y danzaron, brincaron y dieron piruetas alrededor de la fogata. Todo parecía haber vuelto a la normalidad.

Mientras la fiesta continuaba, Claudio llevó a Deón a la roca más alta de Hagar Qim.
- déjame adivinar.. - dijo Claudio, sus ojos azules brillaban como estrellas - Nunca haz volado..
- ¿volar?
- cierra tus ojos.. e imagina que te elevas.. - Deón obedeció - ésta es otra forma de encontrar placer.. sientes el viento que acaricia tu rostro... la ligereza de tu cuerpo al flotar... - Deón dejó de sentir el suelo, seguía agarrado de una mano de Claudio y cuando abrió los ojos, sintió vértigo al ver que la fogata se encontraba lejos, debajo de ellos.. El viento era mas fresco, su melena bailaba al igual que su sucia toga - ahora, impulsémonos.. vayamos hacia aquella isla - volaron hacia el noroeste alrededor de un par de islas; Claudio soltó a Deón y éste poco a poco pudo estabilizarse y volar solo. Casi antes de amanecer regresaron al campamento.

La fogata seguía encendida, pero ahí no había nadie; Claudio y Deón buscaron a los demás jóvenes, caminaron hacia una playa y fue Ambusta quien los encontró
- ¿Dónde están todos? - preguntó Deón; Ambusta miraba a Claudio, tenía cara de susto
- E...es... Roxana - dijo nerviosa dirigiéndose a Claudio.

6

 
Estaban todos en círculo, arrodillados en la arena, llorando, cuando Claudio, Ambusta y Deón llegaron. En el centro, se encontraban varios trozos de algo calcinados. Los ojos de Claudio se llenaron de lágrimas de sangre (pues sangre es lo que lloran los vampiros) y se tiró también de rodillas como los demás.
- Roxanaaaaa! - gritó sintiéndose impotente

Los trozos eran partes del cuerpo mutilado de la joven vampiro.
- Fue Barbato - dijo uno de los jóvenes - estoy seguro de eso!

Deón recordó que la sangre de vampiro podía curar no solo heridas, sino mutilaciones, y con una piedra filosa cortó sus venas y roció su sangre sobre los restos quemados, pero todo fue inútil.

No se supo de Barbato, ni siquiera había forma de comprobar que había sido él. El clan que antes había estado lleno de alegría poco a poco se fue disolviendo. Los jóvenes empezaron a tomar su camino y muy pocos seguían al lado de Claudio.
- Todo esto fue tu culpa! - le dijo el joven de cabellos chinos castaños a Deón - Barbato se lleno de celos cuando tú llegaste!
- Pero el ya antes se había portado mal - dijo Deón con voz pasiva
- Pero nunca había hecho algo semejante! Eres tu quien vino a echarlo todo a perder! - a lo lejos, Claudio solo lo observaba, parecía como si estuviera de acuerdo con el joven.

Esa noche Deón se fue, viajo al norte.
El viento estaba tan frío que Mauricio sentía que le ardía el rostro; no podía dejar de mirar al inmortal que lo visitaba esa noche en la azotea del edificio donde vivía Adara.
- ¿Entonces?... - dijo Claudio - ¿Que decides?
- Acepto - dijo Mauricio. Claudio sonrió.