miércoles, mayo 02, 2007

Las Noches de Deón 2.9

Cartas

9




".. durante las siguientes noches, el niño, nos enseñó todo lo que podíamos hacer; podíamos correr y movernos rapidisimo, nuestra fuerza había incrementado de una forma sobrenatural, nos enseñó a leer los pensamientos de los demás y así fue como discriminabamos a nuestras futuras víctimas; nos alimentamos de los malhechores y enfermos leprosos o terminales.

En un principio yo estaba aterrado, escandalizado, me había convertido en un demonio, me daba asco yo mismo y quería terminar con mi existencia, pero el niño y el hombre, no me lo permitieron; y al contrario, Eris estaba fascinada; conforme nos alejamos de Miscenas y llegabamos a otras ciudades, Eris se hacía pasar por una simple mortal por las noches y como si fuera una mujerzuela se paseaba por las tabernas.

Eris me tenía harto, la libertad que le había dado el ser una inmortal la había cambiado por completo, nunca había sido una mujer sumisa, pero si conocía sus limites, y sus ambiciones las satisfacía con sutileza y usando mentiras y engaños, pero después de convertirse en una lamia era mas descarada, jugaba con los borrachos de las tabernas y los envolvía en fantasias, para despues llevarlos a algun callejón y alimentarse de ellos. Aún así intentaba convencerme de que me amaba, a veces lo intentaba tanto que me empalagaba y había veces que era totalmente indiferente y nisiquiera se daba cuenta de mi existencia. Nunca pude olvidar lo que me hizo, el dejarme por un hombre rico cuando estabamos a punto de casarnos. Y así con ese rencor, pasé dos años de mi vida junto a ella y junto a Urian (el niño) y Alcander (el hombre).

Pero una noche, antes de que ellos se despertaran, me fugué; dejé una nota diciendo que debía estar solo por un tiempo y que pronto volvería; Urian, a pesar de tener mas de 500 años de existencia, seguía comportandose como un niño preadolescente, y había ocasiones que me hacía berrinches, él también me tenía harto.

Me alejé, lleno de ira y rencor, sobre todo a Eris y regresé a Micenas. Una noche de luna llena, ví salir de la taberna a Attis, estaba ebrio, leí en su mente que no había podido soportar el abandono de Eris, al principio, quería creer que algo le había sucedido, pero poco a poco se convenció que lo había dejado; simplemente no lo podía ni quería superar. Entonces me paré ante él, Attis me miró sorprendido, ¿era tanto mi cambio?, mi piel era pálida, mis ojos brillaban como estrellas, mis rasgos eran mas perfectos, estaba rasurado e iba bien vestido.
- Athán! - gritó y tambaleandose se lanzó a mi dandome un fuerte abrazo - Athán mi hermano! ¿dónde estabas?.. desapareciste... desapareciste la misma noche que mi esposa, y llegué a pensar que tú te habías ido con ella, me hice mil ideas, pero como mi hermano iba a hacerme eso, sé que apenas te había conocido, pero yo siempre sentí en el fondo que tu y yo seriamos hermanos por siempre! - se le derramaban las lágrimas, y en su mente solo estaba una pregunta: ¿dónde está Eris?..

Lo que hice esa noche, mi querida Adara, sigo sin saber si fue correcto o no. Convertí a Attis en uno de los nuestros, y lo llevé a donde estaban Eris, Alcander y el pequeño Urian. Eris se molestó muchisimo, Attis lo único que quería era estar con ella, y cuando ella huyó el se fue siguiendola. Urian se enfuereció, pues le había quitado a su madre; yo solo estaba vengandome de Eris, castigandola dándole una eternidad con el hombre que ella no quería; me dí cuenta que ella nunca me había amado, pues inmediatamente su 'amor' se convirtió en odio, me lo gritó antes de irse, que me odiaba y que nunca me perdonaría lo que había hecho; la ilusa no entendió el por que de mi venganza. La ira de Urian fue tanta que decidió abandonarme, él y Alcander. El hombre me había tomado cariño, a pesar de su imagen dura y que siempre fue un misterio, tenía buenos detalles conmigo; en la cacería era mi sombra y protector; Urian era mi maestro en lo teorico, pero Alcander lo era en la práctica y eso siempre se lo agradecí. Urian no me dijo nada cuando se fue, Alcander solo me dio un beso en los labios y me otorgó una sonrisa, la primera que le había visto en nuestros dos años de convivencia...

.. Me quedé veraderamente solo por primera vez, completamente solo en mi larga existencia como inmortal, y viví mucho tiempo así, solo hasta que me acostumbre..

Esto es lo que soy, Adara, este monstruo.. demonio.. o como quieras llamarme...

Y seguí sin recibir respuesta.. ésta es mi última carta Adara, siempre estaré al pendiente de tí, y cuando quieras saber de mí, solo hazmelo saber."


tuyo
Deón



>>Capitulo III, parte 1<<

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