viernes, marzo 30, 2007

Las Noches de Deón 1.5

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- Tanto tiempo sin veros Athán Deó - dijo el intruso
Deón dió la vuelta para ver a Francesco, un hombre alto, pálido como el mismo Deón, ojos azules brillantes, cabello castaño y ondulado, brazos largos pero fuertes y manos finas, vestido con ropa moderna en color negro, con botas y una cadena que colgaba en su cinturón y se ocultaba en el bolsillo trasero del pantalón; lo veía con una sonrisa. Deón seguía serio
- ¿no saludareis a tu antiguo compañero de farra, mi querido ansiano? -preguntó Francesco dando un paso hacia adelante, acercandose más a su amigo que parecía una piedra, inexpresivo
Francesco no pudo resistirse, conocía bien a su viejo amigo, le dio un abrazo, y sin soltarse lo miro a la cara
- vamos! al menos regaladme una sonrisa! - al no ver respuesta le dió un beso en los labios - acompañadme, sé de un lugar que os va encantar, la mejor bebida está ahí!
lo tomó de la mano y empezó a ascender, Deón accedió y voló junto a él

Bajaron en una zona miserable, al sur de Ensenada; era un lugar lleno de sembradíos; había chozas donde vivían familias numerosas, tan numerosas que apenas cabían en sus pequeñas casas hechas de palos
- ¿Bebes de esta gente? - preguntó consternado Deón
- A veces, son gente miserable, pobre, sufren demasiado, lo mejor que les puede pasar es la muerte... jaja! propagan la leyenda urbana del "chupacabras"cuando yo ando por aquí..
- pero como te atreves! - exclamó Deón, no resistía saber que las víctimas de Francesco eran personas inocentes
- No os asusteis amigo, está noche beberemos lo mejor de lo mejor!... ¿veis aquella casona? - señaló una enorme mansion escondida a lo lejos entre árboles y pinos, casi recargada en un cerro - ahí está vuestra cena, los capatacez y dueños de este campo estan ahí, son viles, crueles! te encantará su sabor!

Levitaron sobre el campo, la noche era muy oscura, no había luna; conforme se acercaban podían escuchar a los borrachos cantando y festejando dentro de la "casa grande"; un par de hombres salieron sin darse cuenta de la presencia de los dos vampiros; y tampoco se dieron cuenta de a que hora éstos clavaron en sus cuellos sus colmillos y bebieron toda su alcoholizada sangre..

Deón vió, mientras bebía, la vida de su víctima; como maltrataba a los trabajadores del campo, como abusaba de las mujeres y niñas, como había matado a varios hombres que trataban de defender a sus humildes familas; el alcohol de dicha sangre lo mareó un poco, aflojó sus extremidades y ahora se sentía más relajado.

Tomaron los cuerpos y los enterraron en el cerro y ahí se sentaron los dos a observar como el horizonte unía al mar y el cielo y los hacía uno.
- así es que ahora vivís con una ramera, eh? - empezó el diálogo Francesco
- no es una ramera.. - contestó serio Deón
- vaamos! siempre te han gustado así.. ¿que tiene ésta de diferente?
- no es una ramera y punto!... ¿Qué quieres? ¿para que me has buscado?
- os extrañaba amiguito - dandole a Deón una palmadita en la espalda - extraño nuestras aventuras! deberíamos regresar, a la bella Italia!
- no! - contestó tajante Deón, miró a Francesco, quien no podía borrar su sonrrisa burlona de su rostro; Francesco tenía cara de niño; tenía 19 años cuando fue convertido en inmortal, pero a pesar de su corta edad, ya estaba muy desarrollado, tenía cuerpo de hombre, solo el rostro tenía infantil, con un aire inocente y burlón.

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- Sabes.. - continuó Francesco -... me costó trabajo escapar de los otros..
- te siguieron!?! - interrumpió exaltado Deón
- no.. me cuide muy bien.. ...ahora entiendo por que nos dejasteis.. finalmente.. pude darme cuenta de lo viles que son... están malditos y creo que ni ellos mismos se han dado cuenta..
- es comprensible - dijo Deón - estabas enamorado, ciego..
- Ah Adelaida.. - suspiró Francesco - ella y tú fueron mis grandes amores..
- ¿fueron?
- tú me abandonasteis, entiendo que ahora os he perdido, pues, estais loco por esa mortal..
- yo...
- y Adelaida.. ella ya no está entre nosotros..
- ¿Qué paso con ella? - sorprendido..
- Se lanzó al sol.. estaba ya muy vieja, no había tomado sus siglos de descanso como hicisteis tú.. ella enloqueció...
- lo siento - respondió Deón y pasó un brazo por la espalda de su amigo, éste se recargo en el hombro de Deón y se quedaron en silencio por un tiempo

- cuidalas - siguió Francesco - a tu mujer e hija
- no son mi mujer e hija..
- sí yo os encontré - continuó Francesco, sin hacer caso de lo que Deón había dicho - "ellos" también podrían encontrarte..
Se miraron por un momento, despues se quedaron viendo el horizonte.. y el silencio reinó la noche


*parte 6*

1 comentario:

Anónimo dijo...

Q TAL MUY LINDA LA HISTRIA ME GUSTO PERO NO ENTENDIA EL PRICIPIO XD PERO ESTA CHIDA YA ME VOY BYE