viernes, septiembre 14, 2007

Las Noches de Deón 9.1

1
Ira

- ¿A donde me llevas?
- Ah.. - suspiró Claudio - a un lugar que te va a encantar..
- ¿Es de día? ¿Por qué es de día?.. tu.. tu no puedes exponerte a la luz del sol! - dijo nervioso Mauricio -..eee.. esto no es real! - derrepente el prado verde, los arboles frondosos, el cielo claro con el sol de mediodía desaparecieron

Claudio y Mauricio decendieron en un cerro rocoso de extraña vegetación y entraron a una cueva iluminada por antorchas
- ¿Qué era eso que vi?.. el sol... el pasto verde.. era como.. un paraiso...
- ¿Te gusto?.. - preguntó Claudio, siempre seductor..
- Tu creaste esas imagenes en mi mente!! no querias que descubriera el lugar donde me trajiste! - dijo Mauricio, Claudio contestó con una sonrisa
- Eres muy listo, criatura.... - tomó a Mauricio de la mano y siguieron caminando por un largo pasillo excavado en la montaña.

- Asi es que este es Mauricio - dijo una voz al fondo de la oscura caverna
- Si, este es y aquí está – poniendo una mano sobre el hombro de Mauricio - tal como me lo pediste - le contestó Claudio
- Me.. me siento mareado.. confundido.. - Mauricio puso su mano en el rostro, cerró los ojos por un momento
- Sentaos a mi lado, querido Mauricio - dijo Francesco, invitandolo con un ademán..

La cueva estaba amueblada; el salon al que habían llegado tenía un comedor grande, y antiguo, hecho de roble; tenia 12 sillas y en uno de los extremos era donde Francesco estaba sentado; había en la pared detrás de él un mueble como tipo alacena con candelabros que iluminaban esa area. Había otros tres inmortales sentados a la mesa, pero el lugar a la izquierda de Francesco estaba desocupado.

- ¿Qué esperais, muchacho? Venid! - ordenó Francesco, Mauricio obedeció, no podía dejar de ver al impresionante bebedor de sangre.. la penumbra acentuaba sus rasgos, sus labios carnosos, sus ojos grandes y azules que brillaban con la pasion que llevaba dentro, su cabello oscurecido por las sombras que se colaban entre las ondas de cada monton de pelo. Tenía una mirada compasiva y paciente y no le importaba ser observado por Mauricio - Entiendo.. que vos quereis ser como nosotros...

- Si.. si señor...
- No me llameis señor.. - interrumpió Francesco - ¿No veis que soy un jovenzuelo de apenas 19 años?
- disculpe.. con todo respeto.. aparenta mas edad.. - dijo timido Mauricio, sin dejar de mirar al vampiro
- Bah! todos dicen eso - dijo Francesco sonriendo - mi nombre es Francesco, y estos son mis hermanos.. - señaló a Claudio - él es Claudio, el maltés.. creador de ilusiones, siempre en busca del placer... tan hermoso como su alma, si es que los vampiros tenemos una...- Mauricio miró a Claudio, blanco, de cabellos de oro y unos ojos azul claro deslumbrantes, despues Francesco señaló a su derecha, un hombre estaba sentado - él.. es Nemrod.. muy famoso, en la antiguedad quiso construir una torre que llegara a los cielos.. y despues de casi tres mil años sigue con la misma idea.. - dio una palmada en el hombro de Nemrod - vaya iluso - y sonrió, Nemrod observaba serio a Mauricio.. - más alla.. la bella Drusila Romana, hija del fuego del Vesubio - la mujer tenía una mirada muy dulce, estaba vestida de gala con un vestido rojo de escote amplio, le rodeaba el cuello un collar de diamantes y caía hasta perderse entre sus senos, su cabello castaño oscuro caía por sus hombros, su cabeza estaba adornada con una corona de diamantes - y frente a ella, vereis a Attis, cuyo nombre significa "muchacho guapo".. y vaya que combina con su ego! - Francesco soltó una carcajada, a la que Attis contestó con una sonrisa

- ¿Para que nos hiciste venir, Francesco?.. tu mazmorra no es nada comoda - dijo Attis
- Queria presentaros a Mauricio... Mau... nuestro querido "Mau" - dijo Francesco en un tono burlón - es muy amigo de la pequeña.. Adara
- Ya veo! - dijo Attis poniendose de pie y acercandose a donde Mauricio estaba sentado..

>>Capitulo IX, parte 2<<

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