martes, abril 24, 2007

Las Noches de Deón 2.3

Cartas

3


Era una noche extremadamente fria en el desierto, Deón salió de su escondite, donde se había enterrado junto a un cactus; se puso de pie y se sacudio el polvo; su cabello había crecido, y en ese momento con una navaja se lo cortó; levitó hasta encontrar un pequeño riachuelo, se quitó la ropa y se baño con el agua casi congelada; se vistió y se dirigió al pueblo mas cercano.


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"Querida Adara... sigo sin recibir respuesta tuya, mi niña, no tengo casi fuerzas ni para alimentarme.. desde que dejé la ciudad no he probado nada... estoy... demasiado debil, sin embargo, no puedo dejar de pensar en tí, mi hija.. como no quieres que nos veamos, trataré de explicarte por medio de esta carta lo que soy.."

Deón se encontraba en una fonda esa noche, había pedido solo café, pero solo para poder estar en ese lugar, pues él no podía beber nada que no fuese sangre, ni comer nada; sangre, ése era su único alimento.. La fonda era un lugar sucio, pero que se podía esperar en ese pueblo polvoriento; era atendido por un par de señoras; las mesas estaban cubiertas con manteles de plastico, blancos con cuadricula roja y servilleteros baratos encima; había poca gente esa noche, sin embargo, la mayoría observaba a Deón, era un hombre demasiado pálido y extraño, pues usaba lentes oscuros de noche..

"Mi nombre es Athán Deo.. nací hace mas de tres milenios en la antigua Grecia.. vivía yo en una granja, a las afueras de Micenas; recuerdo que tenía como 15 años y me gustaba llevar al rebaño a traves de la ciudad. Una de esas ocasiones, que pasaba yo por debajo de la Puerta de los Leones, unos guardias me detuvieron, a mí y mi rebaño.. iba entrando una gran cantidad de soldados Espartanos, y detrás de ellos, sobre una litera, envuelta en cortinas, llevaban a la Reina Helena! si, conocí a la hermosa Reina Helena, la mujer mas bella del mundo, por quien todo hombre sobre la tierra suspiraba; y sabes, no era taaan bella, si ahora la comparo con las mujeres modernas.. si ahora la comparo con mi Julia.. Helena tenía una belleza extraña, pero mas que nada, supongo que lo que cautivaba era su carisma, su sonrisa, su seguridad, y la forma en que te veía, era muy seductora... detrás pasaron unos cuantos guardias más y otra litera donde avanzaba a paso lento el Rey Menelao.. llegaban a visitar al gran rey de mi ciudad..

La extraña belleza de Helena me cautivó y fue lo que me llevó a entrar en secreto al palacio.. caminaba yo a escondidas, en ese tiempo era yo casi tan alto como lo soy ahora, pero mas delgado, pues aún no me había desarrollado, mi cabello negro cubría mi frente, usaba un alo hecho de la misma cuerda que usaba para atar a los becerros; desde muy joven empecé a rasurarme con peligrosas navajas muy filosas.. pero como decía, caminé entre las columnas del palacio y poco a poco escuchaba mas nítido a las mujeres cantando y danzando en el gran salón; me había llevado más de dos horas esquivar a todos los guardias, desde el muro hasta los que había por los jardínes; me sentía invencible despues de haber logrado pasar por todo eso y estar tan cerca de los reyes, y ver a sus mujeres danzantes.. justo cuando ella me encontró.."

- Hey! estas sentado en mi mesa! - exclamó un hombre que iba entrando a la fonda, Deón salió del ensueño de los recuerdos y se dió cuenta que el hombre se estaba dirigiendo a él
- Ahí hay mas mesas - dijo Deón señalando con ambos brazos las mesas vacias que había a su alrededor; las dos mujeres que atendían la fonda se ocultaron detrás del mostrador, algunos de los clientes se pusieron de pie y prefirieron salirse del lugar..
- Te dije... - levantando la voz - que estás.. sentado en MI mesa! - dijo el hombre, golpeando la mesa, era casi tan alto como Deón, era un trailero, que usaba pantalón de mezclilla, una camisa sin mangas mostrando unos brazos musculosos, y un tatuaje descolorido que parecía no tener forma, si era un sol, una virgen.. su enorme barriga ocultaba el cinturón.

Deón se puso de pie
- vaya! veo que me tuviste miedo y te quitaras de mi mesa! - exclamó el trailero; pero se sorprendió cuando de un golpe en la cara Deón lo sacó volando del pequeño establecimiento.. dejó unas monedas sobre la mesa, se guardó sus hojas y su pluma y salió del lugar; el trailero apenas se estaba poniendo de pie y sacudiendose la tierra; no había casi nada alrededor, mas que la carretera, algunas casas a lo lejos camuflajeadas en el desierto.. el hombre corrió hacia Deón golpeandole el abdomen con su cabeza; el vampiro se dobló pero no cayó al suelo; el trailero estaba tan ebrio que a pesar del tremendo golpe que le había dado Deón no pensaba en darse por vencido. Deón lo tomó del cuello y empezó a levantarlo; la fuerza de un vampiro es siempre sobrehumana; el trailero le pico los ojos y Deón lo soltó derrepente tapandose con las manos, distrayendose, no se dió cuenta cuando el hombre lo tomó por el cabello de la nuca y azotó su rostro sobre su rodilla; en el interior las mujeres se asomaban por la pequeña ventana con mosquitero y no era mucho lo que podían ver debido a la oscuridad del exterior
- Ay! a ver si no se matan - escuchaba Deón el pensamiento de una de las mujeres
- ¿pagó o no pagó la cuenta? - pensaba la otra; la gente que había salido de la fonda había huido justo antes de que Deón apareciera afuera.
- Te lo dije! que te quitaras de MI mesa!

Deón se reincorporó y empezó a golpear al hombre con el puño cerrado haciendolo retroceder; ahora se encontraban detras del trailer del individuo y las mujeres por mas que lo intentaban no alcanzaban a ver nada desde su restaurant; golpe tras golpe el hombre empezó a quedar inconciente, casi caía de espaldas pero Deón lo jalaba de la camisa para seguir golpeandolo, hasta que en uno de esos jalones la camisa se rompió y el hombre cayó con todo su peso.. tenía movimientos bruscos y aún intentaba ponerse de pie, pero no podía, entonces Deón se lanzó sobre él sentandose sobre su enorme barriga.. pasando sus manos sobre el abundante vello de su pecho; el olor a sudor, a aceites de motor y a cerveza eran penetrantes, insoportables.. Deón lo tomó por los hombros y lo presionó al suelo con todas sus fuerzas para que el hombre no se pusiera de pie, pero el trailero aun pataleaba, movía la cabeza, y gritaba maldiciones; entonces Deón se inclinó y enterró sus colmillos en el cuello sudado y gediondo del ebrio y bebió con rapidez, como solía hacerlo cuando tenía mucho coraje..

Tomó el enorme y obeso cuerpo, lo subió al camión, y empezó a conducir.. llegando a un puente que pasaba sobre un río dejó caer al trailer para que pareciese un accidente..

"... Querida Adara.. está a punto de amanecer.. te enviaré esta carta desde este pueblo, pero no me contestes aquí, ya que pronto me mudaré.. te quiere: Athán"


*capitulo II, parte 4*

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