viernes, abril 27, 2007

Las Noches de Deón 2.6

Cartas

6


".. traté de tranquilizar al hombre, tragandome la rabia que sentía al tener a mi rival enfrente, él me contó que sentía que los dioses lo habían castigado; era el alcohol el que lo hacía hablar; Attis trataba mal a todo el mundo y decía que no quería a nadie, ni a sus padres, ni a sus hermanos; en uno de sus arranques de ira había matado a uno de ellos... no te asustes Adara, en aquellos tiempos era muy común que la gente se matara entre sí...

Parecía que sus remordimientos lo estaban matando esa noche, no dejaba de hablar, yo lo escuchaba y trataba de consolarlo; me contó de la única persona a la que amaba en el mundo, esa persona era Eris, que desde el primer día que la vió no pudo dejar de pensar en ella, y supo que trabajaba para la reina y entonces fue que pidió de favor a la reina que se la concediese en matrimonio. Eris aceptó inmediatamente, pues Attis era un hombre muy rico y ella, una mujer muy ambiciosa; sin embargo, Attis notó que Eris no lo amaba, y al poco tiempo, despues de casados se dió por vencido en tratar de conquistar su corazón; se conformaba con tenerla contenta y pensaba que ese era su castigo por ser un "hombre malo" .... era una pena ver como se tenía lástima a sí mismo, si, lástima, eso era lo que provocaba, eso era lo que me detenía de matarlo por haberme quitado a Eris...

Y ahora, su hijo había nacido muerto.. él sentía que no tenía nada en el mundo; yo lo abracé, seguimos bebiendo hasta el amanecer, y lo llevé a su casa casi a rastras, pues él había bebido demasiado. Yo dormí a las afueras de la ciudad, en la calle, pues no tenía donde quedarme.

A la mañana siguiente, él me encontró, yo estaba vestido con mis mismos harapos, mi barba crecida; se bajó de su caballo e hizo que sus esclavos lo esperacen, me dió su mano y me ayudó a ponerme de pie, yo estaba adolorido de haber dormido en la tierra dura y fria, Attis me sonrió y despues llamó a uno de sus esclavos, le dijo algo en voz baja y luego el esclavo me acercó su caballo.
- Sube - dijo Attis - monta conmigo, hermano!
yo obedecí. Cabalgamos a la orilla del mar; agradeció mis atenciones de la noche anterior y dijo que quería ayudarme, le dije que no era necesario, que yo solo estaba de paso en la ciudad; entonces regresamos a la ciudad, me dio una bolsa de cuero con monedas y me dijo que lo buscara siempre que lo necesitara; bajé del caballo y se fue con sus dos esclavos que nos habían estado siguiendo.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket


Con ese dinero pude instalarme en una pequeña posada, tome un baño, me afeite, había comprado unas túnicas en el mercado, asi es que estaba estrenando esa noche y salí a caminar bajo el manto estrellado.. y ahí, bajo la Puerta de los Leones estaba ella, Eris; no podía verla bien debido a la oscuridad de la noche, se cubria la cabeza con su manta y apenas podía mantenerse en pie..
- ¿Dónde estabas? - me preguntó, yo no dije nada, me recargue en el marco de la "puerta" - Los dioses me castigaron Athán, perdí a mi hijo..
Seguí callado
- ¿No vas a decirme algo? - preguntó de nuevo ella
- No! - contesté tajante y me fuí

Caminé a las afueras de Micenas, me dirigía a las tierras donde alguna vez había estado la granja de mi familia, sentía que alguien me seguía y supuse que era Eris, traté de no darle importancia, tarde o temprano "esa" mujer se cansaría y regresaría a su hogar, con su pobre esposo; a pesar de todo, con lo poco que traté en ese momento a Attis, no le tenía ya rencor, él era tan víctima como yo de la ambición de Eris. Seguía siguiendome y entonces me detuve y grité
- Vete a tu casa Eris! ve con tu márido!
Pero no obtuve respuesta; derrepente ya no sentí su presencia y voltié y no había nadie, sentí un escalofrio, no pudo haber desaparecido tan rapido, Micenas estaba a un kilometro o dos de distancia y no se veía nadie en los alrededores; entonces, escuché un ruido detrás de mi, cuando giré me sorprendió la figura de un hombre, tan alto como yo, estaba envuelto todo en un manto negro, con su túnica negra, tan solo podía verse su pálido rostro y sus ojos brillantes mirandome fijamente; levantó el brazo y puso la palma de su mano frente a mi rostro, sentí mucho sueño y en ese momento caí al suelo, inconciente."


*capitulo II, parte 7*

No hay comentarios.: