jueves, abril 26, 2007

Las Noches de Deón 2.5

Cartas

5


"Sigo sin tener respuestas tuyas, y por lo mismo mis cartas son menos frecuentes.. Adara.. ¿Qué pasa?...

Te conté como fue que conocí a Eris, algunos de nuestros encuentros bajo la Puerta de los Leones.. la verdad nisiquiera sé si estas interesada en seguir conociendo mi historia.. pero.. ¿sabes que?.. no importa.. es mi desahogo.. son mis recuerdos y estoy viviendo cada momento una vez mas, lo veo todo desde otra perspectiva.. he cometido muchos errores en el transcurso de mi existencia.. y reviviendolos es como me daré cuenta en que me equivoqué..

Y así, continuo...

Con el tiempo, comencé a sentir a Eris cada vez mas alejada, distraida, paranoica, siempre volteando a todos lados cuando nos encontrabamos por las noches.. Habían pasado ya un par de años, y en ese tiempo, Eris y yo nunca habíamos tenido problemas, hasta esas noches; Eris siempre estaba insatisfecha, me refiero a que ella, tenia deseos de salir de Micenas, de recorrer el mundo, de tener joyas y una gran mansion, lo deseaba todo, sin embargo, me amaba tanto que se conformaba y trataba de ser feliz a mi lado; yo había trabajado muy duro en la granja en todo ese tiempo, y mis padres me habían regalado una porcion de sus tierras donde empece a construir lo que sería nuestro hogar, estabamos por casarnos, cuando empezó a comportarse de esta manera extraña que mencione antes..

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Una noche, despues de despedirnos, la seguí; ella iba camino de vuelta al palacio, donde vivía como dama de compañia de la reina Clitemnestra, quien le tenía mucho aprecio, y a la entrada del palacio, ví que se encontró con un hombre y que lo abrazaba y besaba; me fuí de ahí muy enojado e incendié lo que llevaba construido de nuestra casa.. me perdí de ahí por un tiempo.

Cuando volví, Micenas estaba muy cambiada; supe que el Rey se había ido junto con otros gobernantes de otras ciudades a la Guerra contra Troya; la reina, tras la pérdida de su hija Ifigenia, le había tomado mas cariño a Eris y había logrado arreglarle un matrimonio con el hijo de un rico comerciante de la ciudad. Mis padres habían muerto, mis hermanos se habían ido y las tierras habían sido confiscadas o invadidas; yo no tenía nada; entonces, mi único propósito fue volver a ver a Eris.

Traté de encontrar su nuevo hogar, pasé por las casas mas grandes de Micenas, pero no la ví por ningun lado.. me desesperé y fuí a la playa.. y ahí estaba, de pie, viendo el atardecer a la orilla del mar.. remojando sus pies en las pequeñas olas, con los brazos cruzados.. me acerqué despacio, ella me escuchó y volteó.. me sorprendió ver su vientre crecido, que ni su túnica guinda ni su manto rojo podían ocultar; se veía hermosa con su corona de guirnaldas, el cabello recogido con cintas.. No pude soportarlo, Eris estaba embarazada de su marido, y no pude reclamarle nada, huí Adara, salí huyendo como siempre he hecho...

..Esa noche llovió mucho y me refugié en una taberna.. llena de hombres malolientes, los pocos que habían quedado, pues muchos se habían ido a la gran guerra. Entonces llegó un hombre, joven, como de mi edad, y rico, lo noté por la calidad de su túnica y los dobleses, la tela de su manta; se veía nervioso asi es que me senté junto a el y trate de conversar con él para tranquilizarlo. Su nombre era Attis, era, al igual que su padre un rico comerciante, tenía ya casi 5 años de casado y apenas él y su esposa habían logrado concebir.. pero esa tarde, su mujer empezó los labores de parto.. la criatura había nacido muerta, asfixiada al parecer por el cordón umbilical...su esposa era Eris..."


*capitulo II, parte 6*

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