viernes, julio 13, 2007

Las Noches de Deón 6.3

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Lecciones


Entraron en una especie de habitación, que ya había sido acondicionada por los jovenes seguidores de Claudio. Había antorchas en las paredes y en el centro varias pieles de animales cocidas como si fuesen un colchón relleno de paja; junto a una pared, sobre una madera, como si fuese una mesa sin patas, estaban varias copas de plata y una jarra con una bebida extraña muy oscura.
- Acuestate - ordenó Claudio al musculoso hombre, éste lo obedeció - Ven Deón, y lo jalo del brazo, ambos cayeron de rodillas uno a cada lado del hombre - ¿A caso no es muy bello nuestro soldadito? - dijo Claudio sonriendo y acariciando el fornido pecho del hombre, que se encontraba en extasis debido a la sangre del joven vampiro
- ¿Que estas haciendo? - preguntó consternado Deón
- Vamos a hacerle el amor al soldado! - dijo Claudio
- pero... pero... no podemos!
- claro que podemos!..- Claudio hizo una pausa, su rostro cambio de jubilo a la sorpresa - ¿a caso nunca has hecho el amor siendo inmortal?
- No.. no se puede - dijo Deón

Claudio soltó una carcajada - por supuesto que se puede!! - exclamó - Al principio, cuando nos hemos convertido en inmortales, nos enfocamos en la sangre, es lo único que nos causa placer, es la única hambre que sentimos, lo único que deseamos; perdemos el apetito sexual, hay fascinación por la sensualidad, nos gusta acariciar a nuestras victimas, sentirlas nuestras, pero jamas pasa por nuestra mente que podemos amarlas, al menos no de una forma carnal - Deón lo veía con atención - Somos adictos - continuó Claudio - como un adicto al opio no encuentra placer en otras cosas, como el caminar bajo la luz de las estrellas, sentir el agua fresca del mar en un dia caluroso, solo el opio o cualquier otra droga puede causar esa sensacion, o al menos eso creen.. Nosotros somos adictos a la sangre - sonrió de nuevo y se inclinó para besar un pezón del hombre, miró a Deón - vamos! intentalo!
- si! intentalo - balbuceo el hombre que tambien sonreía como si se encontrase drogado, sus mirada se perdía en el infinito.

Deón se inclinó y beso los gruesos y delineados labios del soldado, éste levantó el brazo y lo paso por la espalda de Deón, Claudio empezó a acariciar las velludas piernas del hombre, subió por la entrepierna y encontró los testículos; mientras Deón seguía besando al hombre y el roce de su pesada mano por la espalda le causaba un escalofrío. Se enderezó de repente.
- No puedo - dijo muy serio mirando a Claudio, que acariciaba el erecto pene del soldado.
- Ah! sé lo que necesitas! - y miró hacia la entrada, como si estuviese llamando a alguien con la mente; enseguida aparecieron las dos jovenes que anteriormente habían ayudado a lavar el cuerpo del hombre - Roxana, Ambusta.. quitense las ropas! - ordenó, éstas lo obedecieron, y enseguida, se acercaron; Roxana, de piel blanca, labios rosas, ojos color miel.. con una mirada muy dulce, mejillas sonrrojadas, pues recientemente se había alimentado y la sangre fluía dentro de ella; cabello castaño color oro que caía en delicados caireles hasta su cintura se sentó a espaldad de Deón y empezó a desvestirlo; Ambusta, la vampira nueva, que aun no había perdido del todo el moreno color de su piel que había tenido en vida, se acercó al soldado y empezó a lamerle el pecho.

Entre besos y caricias, el soldado se puso de pie, Claudio le acariciaba la ancha espalda, Ambusta le besaba el cuello. Roxana se esforzaba por excitar a Deón y el se dejaba querer, acariciaba las curvas de sus caderas, besaba los redondos senos de Roxana mientras ella apretaba el rostro de Deón contra su pecho y pasaba su mano por su nuca acariciando la melena de color negro. Deón lamía por entre medio del pecho de la mujer vampiro, su olor a flores le encantaba y en eso..
- ou! - exclamó Deón sorprendido; Claudio se encontraba penetrando al soldado mientras éste penetraba a Ambusta, un trio de placer que se mecía, entre gemidos y risas.
- Tu primera erección como inmortal! - exclamó Claudio, mientras seguía en el baile con el fornido soldado y Ambusta
- ¿Que esperas amor? - preguntó Roxana con una voz ronca y sensual
- felicidades! - gritó el soldado, cuyo gozo se incrementaba por haber probado la sangre de un vampiro; abrazo a la morena apretandola contra su cuerpo - vamos mujer! gime!

Deón le acarició el rostro a Roxana, ésta le sonrió, y entonces ella paso sus brazos alrededor del cuello de Deón, rodeo la cintura del hombre vampiro con sus piernas ( se colgó de él) y Deón la hizo suya; entró suavemente, con sus brazos fuertes la sostenía de las nalgas y la mecía para que entrara y saliera.. se besaban intensamente, sus lenguas bailaban y luchaban; el seguía dentro y besaba el cuello suave de Roxana, le mordía los hombros mientras ella clavaba sus uñas en la ancha espalda del vampiro.
- ¿eyacularé? - preguntó Deón mientras la besaba
- quizas... - contestó ella, entre beso y beso
Deón se fue inclinando hacia atras, Roxana hizo lo mismo quedando los dos como si formasen una "Y".. ella con sus piernas alrededor de Deón, el de pie. Los jalones y jadeos eran mas fuertes, ella estiraba su cabeza hacia atras debido al placer y se aferraba a los bien formados pectorales de Deón, él la sostenía aun de las nalgas, y metía un dedo a su ano, la velocidad de sus movimientos aumentaba. Estaban llegando al extasis, cuando de repente, de re ojo, Deón vio a Ambusta y el soldado tirados en las pieles y sintió las suaves manos de Claudio subir por su espalda y luego pasar por debajo de su axila para acariciarle un pezón y juguetear con los vellitos de su pecho. Roxana se puso de pie, pero seguía en la misma posición, como si tratase de que el miembro de Deón entrara aun mas en su cuerpo. Con la otra mano, Claudio exploró los gluteos de Deón mientras le besaba la espalda alta, y entonces arremetió en Deón, quien pegó un grito de placer y al mismo tiempo sintió como si se viniese dentro de Roxana, ella gimió y parecía como si se hubiese quedado tieza, estirandose lo mas que podía, con la boca abierta.. los ojos cerrados... si no fuera por que Deón la sostenía con fuerza, ella habría caido hacia atras; volvió a enderzarse y pasar los brazos alrededor del cuello de Deón, se estiró un poco y beso su cuello, luego beso a Claudio en los labios, que parecía estar oculto detras de los anchos hombros de Deón, mientras empezaban a mecerse de nuevo.

Duraron casi toda la noche, entregados a eso que era algo nuevo para Deón; intercambiaron de parejas, y de vez en cuando, Claudio o alguna de las jovenes le daba de beber al soldado de la jarra que había en uno de los extremos, era sangre vampirica, que lo hacia alucinar y despertaba su lujuria. Roxana y Ambusta se acariciaban mientras los tres hombres se masturbaban. Deón le hacia el amor al soldado, Claudio a Roxana, Ambusta le mordisqueaba el trasero a Deón y manoseaba su duro miembro.

Faltaba quiza una hora para amanecer. Los 5 estaban tirados en las pieles, abrazados, acariciandose; el soldado parecía ya formar parte del pequeño clan.
- Debemos encontrar un lugar donde pasar el día - dijo Roxana en un murmullo, su voz ronca era muy sensual, jugueteaba con su cabello mientras Deón le lamía un seno
- Conosco el lugar perfecto - dijo Claudio con una media sonrisa, mientras Ambusta acariciaba su lampiño pecho
- Entonces.. - dijo el soldado - mañana en la noche, ¿seguiremos con esto?
En el exterior, hacia rato que los tambores habían dejado de tocar; dentro de la pequeña habitación no habían logrado escuchar la masacre que se llevó a cabo en el exterior.

Nadie le contestó al soldado, Claudio simplemente se puso de pie, el soldado despues de él y Deón los siguió. Roxana y Ambusta solo se recargaron en sus codos para observar. Salieron de la habitación y la cara le cambió al soldado, era ahora un gesto de terror el que exponía. A pesar de la densa oscuridad, gracias a la fogata aun podía verse que había regados por todo el templo, soldados mutilados, destazados, con rostros de angustia y desesperación. Algunos jovenes vampiros aun estaba aferrados a sus victimas, que pataleaban e intentando articular palabras pedían misericordia. Claudio observaba todo sin expresión alguna. Deón no podía dejar de sorprenderse.
- Mañana en la noche..- dijo Claudio al soldado asustado - nosotros si seguiremos con esto... tú... no- y con un empujón regreso al soldado al interior.

4| | |Capitulo VI, parte 4| | |3

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