viernes, julio 20, 2007

Las Noches de Deón 7.1

1
La Viuda

"Se dirigían a las afueras de la ciudad, las mujeres con túnicas oscuras, los hombres con togas pulla... Al frente, cuatro hombres sostenian una camilla de cada esquina donde transportaban el cuerpo del difunto. Detrás de ellos una mujer envuelta en su stola negra y con la misma envolvía al parecer a un muchacho adolescente, quiza su hijo. Los seguía mucha gente, nobles, al parecer de la pequeña ciudad situada en una bahía italiana, libertos y al final esclavos, tocando la lira y cantando canciones funebres.

No los seguí. Decidí pasear por la pequeña ciudad; la oscuridad de la noche ayudaba a que mi condición como inmortal no fuera notoria. Entre al lupanar* y seguí prácticando mis nuevos conocimientos sobre el placer encontrado en el sexo. Esa noche estuve con tres jovencitas, de apenas 16 años aproximadamente. No sentí la necesidad de sangre por lo que por primera vez en mi existencia inmortal mis victimas no fueron para saciar mi apetito, al menos no del tipo al que estaba yo acostumbrado.

Durante el día me refugié en las catacumbas de la ciudad y en la noche siguiente de nuevo salí a pasear. Extrañaba a Claudio y Roxana. Me paré frente a un altar dedicado a los Lares, era algo nuevo para mí, después de mi extraña aventura en Egipto me desconecté del mundo por varios siglos en la pequeña isla que ahora llaman Malta; no sabía nada de la cultura romana. En el altar había varias figuras talladas en madera de ancestros de los pobladores de la ciudad, había velas y comida que empezaba a descomponerse. Entonces, una mujer se acercó, me tomó por sorpresa. Supe que era la misma mujer que encabezaba el funeral la noche anterior. Traía el cuerpo y la cabeza cubiertas con su manta negra y puso un estatuilla en el altar.

- Era mi esposo - me dijo con voz serena, aunque no parecía triste
- ¿Lo extrañas? - le pregunté
- No - contestó tajante y volteó a verme, se descubrió la cabeza; era una mujer muy joven, de piel blanca, cabello castaño y ondulado y ojos negros muy intensos; esbozó una sonrisa amarga - quizá .. estoy mal.. pero.. su muerte es lo mejor que me pudo haber pasado - dijo con un aire cansado
- ¿No lo amabas?
- Mi padre me ofreció en matrimonio cuando tenía 12 años.. fue un casamiento arreglado.. por dinero..- hizo una pausa y dirigió su mirada al suelo - mi padre tenía dos opciones: o me casaba con un hombre rico o me vendía como esclava..
- tu esposo.. ¿era malo contigo?
- Me daba todo lo que quería, nunca me puso una mano encima, pero disfrutaba el insultarme y humillarme en público; quizá desquitaba conmigo el coraje que sentía por los demás.. el siempre trato bien a los demas, de hecho, todo mundo lo quería.. - la mujer necesitaba desahogarse. Se escuchó un carraspeo, la esclava que acompañaba a la mujer le hizo ver que no era propio el estar hablando con un extraño a esas horas de la noche, y mucho menos justo despues de haber enviudado, la mujer asintió a su esclava, que era mas bien como una dama de compañia y enseguida se despidió de mí - disculpe.. y gracias por escuchar a esta pobre viuda
- Mi nombre es Athán Deo..
- Yo soy Drusila - sonrió y enseguida se fue y detrás de ella su esclava"

*lupanar = burdel

Capitulo VII, parte 2

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